| | El mensaje de las urnas. Cómo votaron los rosarinos seccional por seccional En el centro la Alianza, en los barrios el PJ y en todos lados el voto bronca Los votos impugnados y en blanco superan a la suma de los cinco candidatos más votados
| Daniel Leñini
Las elecciones de concejales del domingo pasado tuvieron un resultado pero muchos mensajes, que empiezan a leerse con más exactitud a medida que se conocen las tendencias en las distintas seccionales. ¿Qué fue entonces lo que dijeron las urnas? Lo primero que hay que decir es que el voto bronca fue un mazazo: en ninguna seccional resultó menor al 32 por ciento (entre blancos, impugnados y anulados) y el promedio general, cercano al 35. Lo segundo, que el justicialismo, aunque ganador el domingo, profundizó el divorcio con el centro donde ninguno de sus candidatos figuraron entre los cuatro primeros. Tercero, que por más que Sandra Cabrera se haya movido por los boliches haciendo campaña, como explicó, jamás habría logrado esos sufragios si no hubiese mediado la confusión con el partido de Elisa Carrió (los ciudadanos de Las Flores no acostumbran mucho a pasearse por Satchmo y en ese barrio Cabrera sacó casi tantos votos como la oficialista Mónica Fein). Seccional por seccional, la candidata Fein, secretaria de Salud Pública municipal, ganó individualmente en 18 de las 22 seccionales con cerca del 11 por ciento de los votos. En las cuatro restantes (11ª, 21ª, 20ª y 22ª, todas alejadas del centro) se le puso adelante Norberto Nicotra, el más votado de los justicialistas, que concurrió en acuerdo con el cavallerismo. De los candidatos radicales, tanto Jorge Boasso como Federico Steiger terminaron entre los cinco primeros en las seccionales del centro o cercanas como la 1ª, 2ª, 3ª, 6ª, 7ª; pero sus nombres desaparecieron a medida que los registros se alejaban de los bulevares. Lo mismo sucedió con el ARI verdadero, que iba en las boletas del Partido Socialista Auténtico y con Gustavo Gerosa como candidato: la fuerza se colocó entre segunda y tercera (atrás de Fein) en el centro pero a medida que se avanzó hacia los barrios fue reemplazado por las boletas del ARI trucho (Polo Social) y la mentada Sandra Cabrera. También en zonas de barrios comenzaron a aparecer, entre los primeros cinco, los nombres de Oscar Larrauri (que ingresó dos concejales) y Evaristo Monti (que también parece que logrará consagrar a su segundo, José Elmir, cuando finalice el escrutinio definitivo, mañana lunes). A propósito del registro final, puede que mañana -con Elmir adentro- se resuelva si el último escaño, el número 21, va para Alberto Cortés (del ARI verdadero) o Mario Vallone, compañero de Cabrera. Esta elección fue la primera desde el retorno a la democracia (1983) en que ningún concejal sacó más de 100 mil votos (los antecedentes más cercanos muestran, por ejemplo, a Sergio Liberati, triunfador en 1999, con 203 mil sufragios, y a Bonfatti-Boasso, en el 97, con 124 mil). Mónica Fein estuvo muy lejos de estos registros (cerca de 49 mil votos, faltando escrutar el 10 por ciento de los votos) la performance más lánguida de un candidato oficialista también desde que la recuperación de las urnas. Ninguna elección hubo antes parecida a la del domingo pasado: la suma de los voto en blanco, impugnados y anulados, que quizá termine rondando los 150 mil sufragios, seguramente le ganará a la sumatoria de Fein (49 mil), Nicotra (28 mil), Gerosa (21 mil), Boasso (18 mil) y Steiger (15); los cinco candidatos más votados. Los porcentajes exhibidos por La Capital, cabe aclarar, difieren de los cómputos oficiales ya que estos últimos no registran los votos impugnados, aunque sí los en blanco. Por lo tanto, los números mostrados por este diario reflejan más fielmente la actitud de los votantes dentro del cuarto oscuro, ya que abarcan a quienes colocaron una feta de fiambre o votaron por Clemente o San Martín; es decir, los impugnados. Entre el elenco que gobierna esta ciudad se dijo durante la semana (no públicamente) que el relevo de la anterior secretaria de Promoción Social, Elida Rasino, resultó tardía. El nombramiento de Miguel Zamarini en su reemplazo no logró recuperar el espacio perdido en el asistencialismo de los barrios que pícaramente le fue ganando en los últimos años la provincia. De otra manera no se explicaban que los votos de la candidata oficialista hayan quedado reducidos al ocho por ciento en los barrios que se desparraman a los lados de la avenida de Circunvalación.
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