cartas

Donación de órganos

Con el respeto que se merecen ONGs, Cudaio y el Incucai, sus honorables autoridades y todas las personas que de una u otra manera aportan su pequeño pero valioso granito de arena para que la donación de órganos sea una hermosa realidad, de la cual el ser humano pueda sentirse interiormente orgulloso de poder cooperar en salvar la vida de sus semejantes. Al escribir estas líneas lo hago despojado de cualquier clase de agresividad contra nadie, sólo intento aportar mi pequeño óbolo a favor de una masiva divulgación de esta campaña con ribetes dorados en beneficio de la humanidad, haciendo resaltar algunas asperezas que una vez pulidas darían mayor agilidad en el conocimiento de la gente, según mi modesto modo de ver las cosas. Todo esto lo digo basado en varias vivencias que tuve cuando traté de saber algo al respecto. La última la viví en el lugar donde voté el día 14/10/01 cuando luego de un largo peregrinar pude encontrar la ansiada mesa en un rincón del colegio, ya que no tenia ni un simple cartelito para su fácil identificación, donde hallé a una señora muy amable con enorme buena voluntad, pero con poco conocimiento del tema, quien me entregó un folleto con varias indicaciones donde figura el frío número de teléfono donde me podrán asesorar mejor.
Mateo Rolón