La rosca previa a la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) está a full. Hace un mes fue el representante comercial estadounidense, Robert Zoellick, quien se reunió con los representantes del Mercosur para avanzar en la negociación de un acuerdo de libre comercio. En la última semana le tocó el turno al comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, quien visitó Brasil, Paraguay, Uruguay y Buenos Aires para apurar las conversaciones entre el bloque sudamericano y la Unión Europea.
En el medio se cuela la propia disputa entre Estados Unidos y Europa frente a la posibilidad de que lance, situación internacional mediante, una nueva ronda de negociaciones multilaterales sobre comercio, que incluya a la agricultura. "Nuestras importaciones del Mercosur son cinco veces más grandes que las de los Estados Unidos, si fuera el Mercosur yo sabría con quien negociar", ironizó Fischler en la conferencia de prensa que dio en Buenos Aires, para recordar la propuesta que realizó al bloque sudamericano para un acuerdo comercial.
La propuesta fue presentada en julio cuando se reunieron en Montevideo los representantes de Europa y el Mercosur. Consiste en desmantelar el 90% de las tarifas arancelarias que gravan el ingreso de productos agroalimentarios del bloque regional que integran los cuatro países latinoamericanos. A cambio piden la apertura del sector servicios, la protección de la propiedad intelectual y una contrapartida también en el tema alimentos, en especial en el rubro y bebidas espirituosas.
El Mercosur aún no respondió, pero trascendió que los negociadores consideran casi "indigna" la iniciativa del viejo continente. Detrás de la aparente generosidad de abrir el 90% de los mercados (subirían las exportaciones en 2.200 millones de dólares, según Fischler), la oferta se limita a una simple asignación de cuotas con arancel preferencial para los principales productos que produce el bloque sudamericano: cereales, harinas, ganado vacuno, lácteos, arroz, tabaco y azúcar.
El plazo para presentar la contrapropuesta es fin de mes, cuando se volverán a reunir, en Bruselas, representantes de uno y otro continente. Fischler apuró: "Sin contrapropuesta no hay negociaciones".
Sin embargo, la visita del funcionario europeo se produjo en el momento que el Congreso de Estados Unidos analiza la posibilidad de otorgar la autorización al presidente George Bush para acelerar las negociaciones por el Area de Libre Comercio de las Américas (Alca), que deberían estar finalizadas en el año 2005.
En este marco, los europeos pelean por llegar a un acuerdo birregional antes de esta fecha. Otro de los temas que preocupan al Viejo Continente es la nueva suspensión de la ronda de negociaciones de la Organización Mundial del Comercio que deberían comenzar el 2 de noviembre en Qatar, debido a su cercanía al conflicto bélico en Afganistán. Lo que le podría dar una ventaja adicional a Estados Unidos con el fast track en la mano para acordar por fuera de una ronda global.
Por esta razón, en el final de su gira sudamericana, el mandamás europeo del área agrícola, arremetió contra las conversaciones que los países del Mercosur llevan adelante con Estados Unidos, al asegurar que Europa importa cinco veces más productos sudamericanos que el país del norte. "Si yo fuese parte del Mercosur sabría exactamente con quién negociar", dijo.
Para Fischler "si el Mercosur no tiene que pagar aranceles para exportar productos agrícolas a Europa, esto resultaría en una ventaja competitiva del bloque latinoamericano respecto de los países que sí deben pagarlos". Las importaciones europeas provenientes del Mercosur se concentran en soja y sus derivados, otras semillas oleaginosas, café, jugo de naranja, tabaco, carne, frutas y nueces.
Demasiada cáscara
El presidente del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (Inai), Ernesto Liboreiro, desmitificó la propuesta europea, y dijo que en realidad, "la oferta efectiva de desgravación sólo alcanza al 32%" de las exportaciones del Mercosur".
Liboreiro consideró que el ofrecimiento europeo es una posición de máxima para negociar, y anticipó que la contrapropuesta del Mercosur tendrá la misma característica. Además, recordó que el sector privado argentino apunta fundamentalmente a la eliminación o reducción drástica de las distorsiones que se producen en la producción y la comercialización en Europa.
Fischler admitió que "siempre se escuchan quejas respecto de que la UE tiene una política proteccionista, pero al ser nosotros los importadores agrícolas más grandes, esa visión es falsa", y remarcó: "En 10 años redujimos la restitución a los exportadores de 90% a 21% y está en un 9%".