Londres. - La isla abarca una superficie de alrededor de 200 hectáreas, está ubicada en el norte de Escocia y es muy bonita, pero quien la pise se sorprenderá sobre todo por los muchos conejos negros y la enorme cantidad de ratas que la habitan. Eso se debe a que desde hace mucho tiempo no viven personas allí y tampoco muchas especies animales. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la isla, a sólo cinco kilómetros de la costa noroccidental, está abandonada. Y es que Gruinard es conocida sobre todo como la "isla del ántrax".
En los años 40, había allí gran movimiento. Militares y hombres en batas blancas le dieron a la isla el nombre de "Base X", y todo lo relacionado con ella era muy secreto. En 1941, el gobierno británico dio luz verde para que se realizaran en Gruinard los experimentos con ántrax. Oficialmente, se decía que se trataba de investigar el arma biológica ántrax, para disponer de una defensa en caso de un ataque alemán. Pero lo que los británicos hacían allí era trabajar a toda marcha en la fabricación de su propia bomba de ántrax.
Experimento y muerte
La bomba de ántrax se experimentó en la isla. Se llevaron sesenta ovejas a la isla, un bombardero lanzó sobre ellas un contenedor con el causante del ántrax y en el transcurso de tres días, todos los animales murieron. Y no sólo eso: el cadáver de una oveja llegó flotando hasta tierra firme, fue comida por un perro y terminó causando la muerte de otros 63 animales. Los hombres de batas blancas llegaban enseguida a los lugares en que morían animales y se los llevaban rápida y discretamente. Tras los experimentos, los expertos dijeron que el causante del ántrax tenía un "enorme potencial" para una guerra biológica. Con cien kilos se podía matar a alrededor de tres millones de personas. En un informe difundido recientemente se dice que los experimentos en la "Base X" eran "peligrosos tanto para el personal como para el entorno". La información añade que los peligros eran "incontrolables".
Tras los tests sobre Gruinard, los británicos decidieron fabricar cinco millones de pedazos de "carne vacuna", a la que contaminaron con ántrax, para ser lanzados sobre Alemania en caso de que atacaran biológicamente a Gran Bretaña. El nombre de la operación, con la que se pretendía paralizar el aprovisionamiento alimentario de los nazis, era "vegetarianos".
Pero el plan no se llevó a cabo, entre otras cosas, porque la bomba atómica sacudió de repente al mundo aún más profundamente. Gruinard cayó en el olvido y los habitantes de la zona evitaban la isla porque creían que podía perjudicar tanto a su salud como a la de sus animales.
En 1986, los expertos comenzaron a trabajar en su descontaminación. Toneladas de tierra se llevaron en contenedores para ser quemadas.
El 24 de abril de 1990, el secretario de Defensa británico Michael Neubert explicó que ya todo estaba en orden en la isla, arrancó delante de las cámaras el cartel que decía "prohibido pasar" y envió a un grupo de ovejas a pastar con el fin de demostrar que no había peligro. Sin embargo, Gruinard sigue abandonada. Las ovejas ya no viven allí, pero sí un montón de conejos y ratas. (DPA)