| | cartas Ni libertad ni orden
| Todos los pueblos quieren ser libres y propietarios absolutos de su destino. Pero la notoria y mortificante desigualdad económica existente entre ellos parece menoscabar tal aspiración: hay Estados pobres, avasallados, dependientes o condicionados por la hegemonía de los más ricos. Sin riqueza bien distribuida que establezca cierto bienestar no se puede hablar de libertad ni orden: ¿cómo pueden decirse libres los que viven esclavos de la miseria? Y la miseria es una fuente inagotable de disputas y estallidos sociales. La emancipación política sin el complemento esencial de la económica es como sacar de la jaula a un pájaro con sus alas cortadas. Nos declaramos independientes en 1816. Después de 185 años de estar fuera de la jaula no estamos mucho mejor que los que recién salen: días atrás Argentina se convirtió en el país más riesgoso del mundo. Carlos Alberto Parachú
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