Año CXXXIV
 Nº 49.273
Rosario,
jueves  18 de
octubre de 2001
Min 14º
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Fish llenó El Círculo y desplegó un show impecable
El cantante escocés dividió su recital entre viejos temas de Marillion y canciones de su etapa solista

José L. Cavazza

En su debut solista en la Argentina, Derek W. Dick, alias Fish (Pescado), dio un show impecable en el teatro El Círculo. El ex vocalista de Marillion (la banda que se puso hacer rock progresivo en el tiempo, fines de los 70, en que nacía la new wave y el heavy metal) se plantó al frente de una maquinaria musical casi perfecta, cantó con una voz gastada por el tiempo y los excesos (con algo del Peter Gabriel de los últimos años y de Michael Stipe, el cantante de R.E.M.), tan áspera como llena de matices, y llenó los huecos con un sentido de humor fuera de serie. Fish no sólo canta rock sino que demostró ser un actorazo.
El cabeza rapada escocés de 1.96 metros de altura apareció en el escenario y cualquiera podría pensar que se trataba de un leñador o de un estibador del puerto. Desde allí arriba Fish dominó rápidamente la situación. Después de un set de media hora de Coki De Bernardis y su banda (con su pop a contrapelo del rock sinfónico) y de 15 minutos de un curso acelerado de stik a cargo de Guillermo Cides, apareció la banda de Fish con toda su potencia: el bajo perfora-oídos de Barnacle Steven, el colchón de teclados de Robert James, la guitarra eléctrica cargada de melodías y pedales de John Wesley y la batería marca-paso de John Robert. Fish entró al instante, histriónico y teatral. "3D" fue el primer tema y también el termómetro para medir en qué anda este escocés algo perdido por estas tierras luego de dejar a la deriva a su viejo Marillion: todo el rock progresivo pasado por la zaranda de 20 años de música pop. Aquellos bucles pretenciosos, apabullantes y cargados de seriedad, convertidos en una música más melódica, cadentes y divertida.
El segundo tema, "Lucky", sonó aún más pop y bastante parecido al Gabriel del álbum "So". Continuaron los temas del Fish solista: "Credo", "Vigil", un hablado "Johnny Punter" y un pegadizo "Tumbledown" cuyo estribillo el gigante enseñó a corear al público. Algunas fueron baladas con toques sinfónicos y otras, excelentes muestras de puro rock.
Claro, el público veterano y sinfónico esperaba los temas de Marillion. La sala estaba casi llena de una rara mezcla de jóvenes adictos a las FM y adultos adherentes a la música progre.
Ganar confianza a Fish no le costó mucho tiempo. Apenas quince minutos de show. Luego, se hizo imposible detenerlo. Le pidió la pocket a un chico de la primera fila y tomó fotografías a cada uno de los integrantes de la banda y a él mismo. También habló demasiado y encima en inglés. Peló una botella de Carcassone que fue bebiendo durante el show. "Para mí lo más grande fue siempre Shakespeare. . . hasta que conocí el vino tinto argentino", dijo, mientras movía sus largos brazos como molinos al viento. "Yo amo a Maradona, en Escocia festejamos aquel gol con la mano", señaló en otro momento. Antes de cantar "Assassing" de Marillion, se tomó unos diez minutos para un discursito anti-guerra sentado en el piso. Con la botella de tinto en la mano imitó estar haciendo una publicidad de vino e invitó al público a cantar el estribillo de "Submarino amarillo". Antes había tarareado una frase de "Imagine" de Lennon.
"Kayleigh" fue el primer tema de Marillion que levantó al público. No la cantó bien y la voz se le quebró a mitad del tema. Más tarde aquel himno de su vieja banda, "Market Square Heroes", le salió redondo. Igual que la balada sinfónica "Lavender", también de Marillion, en el primer bis de la noche.
Fish, entre la luz y la oscuridad, los dos lados que caracterizan a su música, demostró en Rosario que en los últimos 20 años no invernó encerrado en un placard ni se convirtió en un nuevo dinosaurio. De los viejos disfraces sólo le quedó una nariz colorada.



Fish no perdió de vista la música de los últimos años.
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