Año CXXXIV
 Nº 49.273
Rosario,
jueves  18 de
octubre de 2001
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Hollywood sufre porque no tiene buenos villanos

Los productores de Hollywood tienen un problema: no encuentran malvados que se ajusten a las necesidades. Con el fin de la Guerra Fría, los rusos dejaron de ser los malos de la película. La mafia ya no atrae a nadie. Los políticos embusteros o los policías y militares corruptos quedan descartados por razones patrióticas. Y con Osama bin Laden, el verdadero enemigo número uno del país, no se atreven ni productores ni guionistas.
"De repente nos enfrentamos con un malo real y global, que comete crímenes aborrecibles absolutamente reales", comentó el guionista Stephen Gaghan, distinguido con un Oscar por "Traffic". Pero con las imágenes de la tragedia del World Trade Center aún frescas es difícil representar el terrorismo no sólo con efectos especiales, sino también desde el punto de vista emocional.
Más de una decena de proyectos cinematográficos, en los que aparecían cantidades de explosivos y personajes cuya maldad es ahora más que dudosa, fueron paralizados por los estudios. Y una cantidad similar de películas "de temática conflictiva" ya rodadas -como el thriller "Tick-Tock" con Jennifer Lopez como desactivadora de bombas- no se verán hasta nuevo aviso.
El influyente periódico norteamericano The New York Times comentó en una nota editorial publicada esta semana que la situación es paradójica, ya que durante años el público estadounidense tenía "un enorme apetito por malvados monumentales y justificaba la violencia aplicada en la lucha contra ellos, pero ahora los inventores de historias huyen a estos elementos".
Como principal motivo para no querer incluir personajes como Bin Laden u otros malvados islámicos en sus proyectos, los productores estadounidenses argumentan que desde los atentados terroristas del 11 de septiembre, las susceptibilidades en el país multicultural se sienten más que nunca.
"La gente reacciona de manera muy intensa a cualquier connotación racista, por lo que una nueva edición de la serie de Pearl Harbor, por ejemplo, sería impensable", opinó Robert Sklar, historiador especializado en cine de la Universidad de Nueva York.
Con ello no se refiere a la recientemente estrenada "Pearl Harbor", en la que los japoneses son retratados como seres humanos con miedos y necesidades, algo poco habitual en la historia del cine estadounidense.
Se refiere a que tras los devastadores ataques de la fuerza aérea japonesa contra la flota estadounidense en el Pacífico, en diciembre de 1941, Hollywood reaccionó con una serie de cintas bélicas, que fueron muy populares y que estaban repletas de primitivos malvados de ojos rasgados.
Pero no sólo los extranjeros malvados quedan fuera con los nuevos autocontroles de Hollywood. Todos los argumentos que puedan hacer dudar de alguna manera de la heroicidad del Ejército no encontrarán espacio en los estudios.
Varias de estas películas ya terminadas desaparecieron de repente, entre ellas, "Buffalo Soldiers". Hace unas semanas, el filme sobre la corrupción y las drogas en el Ejército estadounidense logró una gran ovación en el Festival de Cine de Toronto.
También desapareció del mapa "Black Hawk Down", la película de Ridley Scott sobre la fallida intervención militar estadounidense en Somalia a principios de los 90. Aquella operación fue ordenada por el padre de George W. Bush poco antes de tener que abandonar la Casa Blanca.


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