| | cartas Voto en blanco: una herramienta
| Con el triunfo de los votos en blanco y anulados estamos ante las puertas de una nueva Argentina, cuyos habitantes de clase media son sistemáticamente engañados y prolijamente esquilmados. No hago alusión a la clase alta que está exenta hasta de impuestos, ni a la baja, a quien todos mantenemos. La clase media ha derrotado a la política de los políticos, y como expresó La Capital el 15 del corriente: "el mensaje se puede unificar en una ecuación peligrosa para la legitimidad política que sustentará, incluso, a los que triunfaron". No pasará mucho tiempo en que se plantee ante las cortes la ilegitimidad de quienes "ganaron" estas elecciones. Los políticos deberán abandonar sus lugares en el gobierno y dar paso al estado de asamblea. La determinación del electorado es una respuesta también al desempleo en aumento, al cierre de las fuentes de trabajo por impropias políticas de importación, a la deuda externa de 1.500 millones de dólares que nos agobia, a la falta de sensibilidad para un pueblo que ya no aguanta más otra vuelta de tuerca y al que encima de haberlo empobrecido de todas las maneras posibles, lo han querido volver a engañar los exponentes de la partidocracia más mentirosa de los últimos tiempos. Antes que el gobierno y los malos políticos -que son la mayoría- determinen aumentar la exacción a los sueldos de los trabajadores y a los haberes de los jubilados, el pueblo se alzará en su legítima defensa a través de la justicia para terminar de una vez por todas con la política espuria que nos ha conducido al estado en que estamos y cuyos cómplices responsables, con nombres y apellidos, ya no podrán hacerse los distraídos ni apelar a la verborragia para justificar lo injustificable. El voto es una herramienta. Es un instrumento para elegir, para cambiar y también para echarlos a todos como habrá de suceder. Juan Lisazo
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