Marcela Isaías
Una vez a la semana alumnas que cursan el 5º y 6º años de la EGB en el Colegio Misericordia se encuentran en un taller literario para darse el gusto de escribir y leer. La tarea comenzó en abril, y con varios borradores de por medio, ahora todas se sienten satisfechas de poder comentar sus producciones literarias. Según explican las docentes que coordinan la actividad escolar, María Marcela Aguilar y Fernanda Tavares, todo lo que hacen se relaciona con la enseñanza de la lengua y con un mejor aprovechamiento de la biblioteca. Soledad Liendo Menéndez tiene 9 años, va a 5º y es la autora del cuento "Ser lo que uno es". Se reconoce como escritora y se define como admiradora de Harry Potter. No son pocas las chicas que asisten voluntariamente al taller y que siguen el libro de Joanne K. Rowling, entre ellas Mariana Marcucci Guma, que sin embargo confiesa: "Mucho no me gusta leer, pero sí escribir". Paula Blanch, que tiene 11 años, se suma a los comentarios y lee para el grupo la poesía de su autoría "Sueños" (ver infografía). "Sabemos que la producción de textos es una tarea difícil para las alumnas y a veces tediosa", reconocen las profesoras del taller que decidieron desafiar esta idea acercando a las chicas a la escritura. Sin dudas, este acercamiento no es azaroso, y el rol de los padres también puede ser decisivo. Así lo explicita María Cantore, una nena de 10 años que rescata que su mamá le haya ofrecido para leer los libros de su infancia. Entre las pautas que regulan el funcionamiento de taller literario figuran las de elaborar entre todas "consejos para tener muy en cuenta a la hora de escribir". Entre éstos, Valentina Bernasconi, otra de las alumnas, habla de la necesidad de respetar la ortografía: "Yo, por ejemplo, soy muy distraída y tengo muchos errores", dice al momento de la autocrítica. Los géneros del terror, la aventura y aunque en menos espacio también el amor son los elegidos para inspirarse en la escritura y en la elección de libros. Este es el caso de Lucía Ameriso, que está en 6º, tiene 12 años y a pesar de que su abuela se empecina en que lea a Bécquer regalándole libros del poeta, ella asegura que se inclina por los de terror, de hecho escribió un cuento titulado "La novia muerta". Sin titubeos habla de su gusto por la lectura, cuestión sobre la que se anima a sugerir: "Recomendaría leer por placer y porque se puede descubrir mucha imaginación en los libros". Las producciones literarias de las alumnas del Misericordia fueron recopiladas y vueltas a trabajar en ilustraciones en un taller de arte. Actualmente circulan en una especie de libro viajero y se destinan a nuevos lectores: los padres y maestros, entre los más cercanos. Las profesoras Aguilar y Tavares creen que en el taller, además de valorar la enseñanza de la lengua, se aprende que "para ser pequeños (o grandes) escritores sólo se necesitan lápiz y papel y muchas ganas de trabajar".
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