Washington y Kabul. - Mientras fuerzas estadounidenses lanzaban ayer la mayor ofensiva militar sobre Afganistán desde el comienzo de los ataques, el FBI fue puesto en alerta máxima después de haber recibido información sobre posibles nuevos atentados dentro de EEUU o en el extranjero "en los próximos días". La agencia dijo que su información no identifica blancos específicos, pero ha pedido a las policías locales que se mantengan en alerta máxima y a todos los estadounidenses que estén atentos a actividades sospechosas. "Cierta información, aunque no especifica el blanco, da razón al gobierno para creer que pudiera haber ataques terroristas adicionales en EEUU o contra intereses estadounidenses en el exterior en los próximos días", dijo el FBI en su advertencia. "El FBI ha dicho nuevamente a las agencias locales del orden que estén en alerta máxima e instamos a las personas a notificar inmediatamente al FBI y agencias locales de cualquier actividad inusual o sospechosa", dijo.
La declaración no dio más detalles. Es la segunda vez esta semana que el FBI pide a las agencias del orden que estén en alerta máxima. La primera vez fue el domingo. La declaración de ayer fue la primera en indicar que un ataque pudiera ocurrir en unos días. El secretario de Justicia John Ashcroft y el director del FBI, Robert Mueller, han dicho que piensan alertar a los estadounidenses de cualquier amenaza creíble de futuros planes terroristas.
El informe, emitido al cumplirse un mes de los ataques suicidas en Nueva York y Washington, agregó más inquietud a los estadounidenses, ya atemorizados por ataques biológicos tras la detección de tres casos de carbunco (ántrax en inglés) en el Estado de Florida.
En días recientes, el FBI ha pedido a supervisores de suministros de agua, operadores de plantas eléctricas y nucleares, dueños de aviones de fumigación agrícola y conductores de camiones de transporte de materiales peligrosos que aumenten las medidas de seguridad.
La ofensiva continúa
A un mes de los atentados en Nueva York y Washington, EEUU realizó ayer, en su quinto día de ataques contra Afganistán, la etapa más violenta de bombardeos con el lanzamiento de poderosas bombas de fragmentación o "racimo" y misiles inteligentes, en el preludio de una invasión terrestre en territorio talibán. La capital Kabul y sus alrededores fue bombardeada tres veces durante el día y fue escenario de dos oleadas de bombardeos de aviones durante la noche.
Los talibanes dijeron que más de 200 personas perecieron en las últimas 24 horas como resultado de los ataques aéreos, entre ellos docenas de habitantes de Kouram, un poblado cerca de la ciudad oriental de Jalalabad que quedó reducida a escombros. Quince personas habrían muerto en una mezquita alcanzada por una bomba, según funcionarios talibanes. Otras fuentes, que citan testimonios locales, afirman que la caída de una bomba sobre una localidad cerca del aeropuerto de Kabul provocó la muerte de una niña de 12 años. Asimismo, las fuerzas armadas estadounidenses reportaron ayer su primera baja en el marco del operativo militar Libertad Duradera, que llevan a cabo en Afganistán contra el régimen talibán. Según informó hoy en Washington una portavoz del Pentágono, el sargento mayor de la fuerza aérea Evander Earl Andrews, quien estaba estacionado en Qatar, murió en un accidente con una grúa.
Crece la ira musulmana
Los bombardeos han alimentado una ola de ira de musulmanes en el mundo, desde el Medio Oriente hasta Indonesia, pese a que los gobiernos de países islámicos evitaron condenar la ofensiva estadounidense en un comunicado emitido el miércoles. El asesinato de un ciudadano canadiense en Kuwait, aparentemente motivado por los ataques estadounidenses contra Afganistán, generó alarma ayer entre los extranjeros que viven en el Golfo.
Funcionarios del Pentágono dijeron que durante la noche bombarderos B-52 y los más modernos B-1 atacaron objetivos donde se concentran tropas talibanes. "Lanzamos muchas bombas", dijo uno de los funcionarios. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, dijo que aviones de combate lanzaron grandes bombas antibúnkers -de alta penetración contra objetivos subterráneos- en Afganistán, al tiempo que negó que se ataquen blancos civiles.
Noche de terror
Los aviones rugieron en el cielo de Kabul y las explosiones sacudieron la ciudad casi sin pausa durante la noche del miércoles al jueves. El tableteo de las baterías antiaéreas se escuchó casi toda la noche mientras las bombas y misiles caían en sus blancos, entre ellos el aeropuerto de la capital y bases militares al este de la ciudad, así como instalaciones del gobierno en Kandahar, baluarte del grupo gobernante. Residentes de la ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán, huían de la zona transportando sus pertenencias en cualquier medio que conseguían, carros, burros o automóviles, tras una noche de intensos bombardeos, según imágenes mostradas por la cadena CNN.
Tras condenar los ataques, el embajador talibán en Pakistán, mulá Abdul Salam Zaeef, dijo que el líder talibán, el mulá Omar, está vivo. Fuentes norteamericanas dijeron que dos parientes cercanos de Omar murieron en la primera jornada de ataques el domingo.
El gobierno militar de Pakistán, que ha enfrentado protestas de militantes islámicos, dijo que ha permitido a las fuerzas estadounidenses utilizar dos aeropuertos en su campaña para capturar a Bin Laden, pero no para lanzar ataques contra Afganistán sino para operaciones de rescate de pilotos abatidos. (Reuters, Ansa y AP)