Un empleado de una empresa contratista del Correo Argentino fue asaltado por un grupo de delincuentes que lo interceptó cuando regresaba a Rosario con una carga de encomiendas y cartas procedentes desde el exterior y lo dejó esposado de sus pulgares al poste de un cartel publicitario a casi 30 metros de la autopista Rosario-Buenos Aires. Los ladrones se llevaron el rodado, pero luego lo abandonaron en barrio Las Flores e hicieron desaparecer la carga.
El atraco sucedió a las 5. Horacio Alberto Velázquez, de 49 años y empleado de una firma contratista del Correo Argentino, manejaba una camioneta Renault Trafic color blanco con el logo de la empresa estampada en sus laterales por el carril sur-norte de la autopista Pedro E. Aramburu. El hombre regresaba a Rosario procedente del aeropuerto de Ezeiza, donde había recibido un cargamento de sacas del Correo Argentino que tenía como destino esta ciudad.
Las fuentes consultadas no pudieron confirmar qué tipo de correspondencia era transportada porque el chofer manifestó desconocerlo. Sólo comentó que en Ezeiza recibió una cantidad no determinada de sacas del Correo Argentino provenientes del exterior y que debía entregarlas en la casa central de la empresa en Rosario.
A la hora en que ocurrió todo, Velázquez circulaba por el kilómetro 263 de la autopista cuando apareció a su lado un Peugeot 504 con cuatro hombres en su interior. El lugar es jurisdicción de Arroyo Seco y se encuentra a unos doce kilómetros de las cabinas de peaje. El coche, según describió la propia víctima en su denuncia, tenía una baliza amarilla sobre el techo. Una fuente policial comentó que el chofer creyó que se trataba de un móvil policial o de un vehículo de control perteneciente a la empresa concesionario de la autopista.
Un ataque inesperado
Cuando el coche se puso al lado de la Trafic, Velázquez alcanzó a ver que en su interior había al menos cuatro hombres, pero enseguida fue encandilado con un poderoso reflector con el que uno de los ocupantes del auto le apuntaba. Entonces el conductor de la camioneta creyó que se trataba de un control policial y decidió detener la marcha.
Pero apenas detuvo la camioneta, Velázquez pudo ver que del automóvil bajaba un hombre con un arma de fuego. El empleado no tuvo tiempo de nada. Los delincuentes lo mantenían encandilado con el reflector y a la vez lo hacían bajar del vehículo. Enseguida todo quedó claro. Los maleantes llevaron a los empujones al chofer hacia un costado de la autopista. De esa forma atravesaron un zanjón y llegaron hasta un cartel publicitario ubicado a unos 30 metros de la cinta asfáltica.
La víctima prácticamente no pudo ver a sus agresores. La oscuridad de una noche tormentosa, sumada al encandilamiento con el reflector, le impidieron grabar algún detalle que pudiera identificar a los delincuentes. Al chofer de la Trafic finalmente le colocaron unas esposas ajustadas a sus dedos pulgares y lo dejaron "abrazado" al poste del cartel. Después subieron a la camioneta y desaparecieron.
Velázquez permaneció más de dos horas en medio del campo, esposado de sus pulgares, y una distancia tal de la autopista que no podía ser divisado por ningún automovilista. Las condiciones meteorológicas, con fuertes vientos y lluvias intermitentes, también lo hicieron vivir momentos angustiantes. El hombre, según una fuente policial de Arroyo Seco, terminó con sus pulgares lastimados al tratar de desprenderse por sus propios medios.
Sólo logró zafar cuando comenzó a aclarar, alrededor de las 7, y alguien lo vio desde la ruta atado al poste. De esa forma tomó intervención el Comando Radioeléctrico de Arroyo Seco que llegó hasta el lugar y lo liberó de las ataduras.
Dos horas después, la camioneta era encontrada en Caña de Ambar y Paraguay, en barrio Las Flores, luego que los vecinos avisaron a la policía. Poco después, los investigadores comprobaron que la Trafic estaba en perfectas condiciones, pero su carga había desaparecido.