El 28 de septiembre de 1997, Horacio Enrique López arrolló con su colectivo de turismo a una pareja que circulaba a bordo de una bicicleta por la avenida de Circunvalación y le causó la muerte. Tras ello, el conductor huyó del lugar sin prestar atención a las víctimas y fue apresado quince días más tarde en su domicilio y procesado por doble homicidio culposo. La defensa del chofer apeló el procesamiento y López recuperó la libertad, aunque con la prohibición de conducir todo tipo de vehículo. Sin embargo, en marzo de 1998 fue detenido nuevamente: manejaba un colectivo que llevaba un contingente turístico a Embalse Río Tercero. Pocos días más tarde volvió a recuperar la libertad ante la gestión de sus patrocinantes legales. Ahora, cuatro años después de aquel episodio, el juez Correccional número 1, Julio César García, lo condenó a dos años de prisión de cumplimiento efectivo e inhabilitación especial para conducir por 10 años. La sentencia fue nuevamente apelada y entonces López deberá esperar la decisión de la Cámara para conocer donde transcurrirán sus próximos días.
El fallo se conoció la tarde de ayer y, según fuentes judiciales, el magistrado fundamentó su sentencia en "la conducta posterior (al fatal accidente) asumida por López, quien dejó a las víctimas abandonadas dándose a la fuga", además de "intentar hacer desaparecer las pruebas" que lo comprometían con la tragedia y el "haber seguido conduciendo vehículos" de pasajeros más allá de la prohibición que pesaba sobre él tras el procesamiento.
Para el juez García, Horacio Enrique López fue culpable de haber provocado la muerte de Carolina Aguirre, de 18 años y embarazada de cuatro meses, y su novio, Alfredo Alcaraz, de 24. La tarde del domingo 28 de septiembre, poco antes de las 19, la pareja circulaba en una bicicleta por el carril norte de la avenida de Circunvalación, a la altura de calle Salvat, entre Ayacucho y San Martín.
En esas circunstancia, López conducía un micro Scania, modelo 86, patente C1.301.424 con el que atropelló a los jóvenes causándole la muerte en el acto. A pesar del impacto, el conductor no detuvo la marcha del vehículo y huyó del lugar dejando a las víctimas tendidas sobre la banquina de la avenida.
La investigación del luctuoso accidente empezó a destrabarse a partir del relato de un testigo que observó el hecho y brindó a la policía las características del micro de López. Además, pericias realizadas sobre la bicicleta en la cual se trasladaban las víctimas aportaron nuevos datos y un relevamiento en distintos talleres mecánicos de reparación de colectivos terminaron de dar las pistas que llevaron hacia el chofer. Así se supo que López había llevado su micro a un taller de Gutenberg al 400 donde hizo reparar las averías producidas en el choque ocultándole al mecánico las características de la colisión. El chofer había partido de viaje hacia Tandil llevando un contingente de jóvenes a un recital. Allí, al tanto de que era buscado, el chofer simuló la rotura del colectivo y lo dejó abandonado en una estación de servicios. Al regresar por otro medio a Rosario, el hombre fue detenido.
Pocos días más tarde el juez García procesó por doble homicidio culposo a López y le denegó el pedido de excarcelación hecho por la defensa, aunque la medida fue apelada y la Sala I de la Cámara de Apelaciones falló a favor del chofer con la condición de que no podía conducir vehículos ni abandonar la ciudad.
Ignorando la ley
Más allá de la medida de la Cámara, López volvió al volante y a alejarse de Rosario. La madrugada del 12 de marzo de 1998 alguien alertó a la policía que el procesado se aprestaba a conducir un micro repleto de pasajeros con destino a la ciudad cordobesa de Embalse Río Tercero. Entonces, efectivos de la comisaría 2ª interceptaron el paso del ómnibus en Pellegrini al 1200 y tras pedir la documentación al chofer comprobaron que la denuncia recibida era cierta.
López volvió a prisión y quedó a disposición del juez Correccional número 2, Juan José Alarcón, de turno aquella noche, imputado del delito de desobediencia. Tras ello, la causa por desobediencia pasó al juzgado de García, quien entiende desde el principio en el caso de los homicidios de Aguirre y Alcaraz. Sin embargo una nueva apelación de la defensa de López permitió que recuperara la libertad, situación en la que aún permanece.
La Ciudad
