Año CXXXIV
 Nº 49.258
Rosario,
miércoles  03 de
octubre de 2001
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Los cuidados paliativos en el tratamiento del cáncer

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimula a los países a desarrollar programas exhaustivos de control del cáncer, que incluyen prevención; detección precoz y tratamiento curativo; alivio del dolor y cuidados paliativos.
El alivio del dolor y de los otros síntomas molestos son prioritarios para lograr una calidad de vida adecuada. Otro de los objetivos son la atención psicológica y espiritual de los enfermos y la oferta de un sistema de apoyo que ayude a los pacientes a llevar una vida lo más activa y creativa posible, promoviendo de este modo su autonomía, su integridad personal y autoestima.
Los pacientes con enfermedades crónicas avanzadas necesitan más atención que otros. Se requiere de habilidades profesionales de alto nivel y de un cuidado individualizado para cada paciente, atento a los detalles, y sensible.
La medicina paliativa en algunos países del mundo como Inglaterra es una subespecialidad de la medicina interna. En Argentina no es reconocida como especialidad, aunque se dictan cursos universitarios de pregrado y posgrado en diferentes facultades como en medicina, enfermería y psicología. A pesar de haber sido descripta como "de baja tecnología y alto contacto" la medicina paliativa no se opone intrínsecamente a la tecnología de la medicina moderna, pero busca asegurar un trato humano. Las investigaciones y los tratamientos de alta tecnología sólo se utilizan cuando sus beneficios superan claramente los posibles efectos adversos.
En los países desarrollados si bien la sobrevida general del cáncer excede el 50 por ciento a los cinco años, cerca del 70 por ciento necesita, tarde o temprano, de los cuidados paliativos. Se estima que en los países en vías de desarrollo un 90 por ciento de las personas con cáncer requerirán de estos cuidados. Muchos se beneficiarán de tratamientos oncológicos y de cuidados simultáneos. En estos casos, lo adecuado es ofrecer cuidados compartidos, involucrando tanto al equipo de oncología como de medicina paliativa.
La dignidad del enfermo debe ser respetada y la ética se convierte en su guardián. Los actos médicos trascienden los límites de la ciencia médica cuando se los considera desde una perspectiva ética. No se puede ni siquiera pensar en medicina paliativa si no se tienen presentes los principios de la bioética:
* No maleficencia: está implícito en el concepto de la obligación de no realizar el mal ni producir daño. Causar dolor físico y psíquico a los pacientes, comunicar la verdad de una manera insensible y denigrar al individuo como persona son ejemplos de violación de este principio.
* Beneficencia: incluye todas las estrategias que los profesionales de la salud emplean para mejorar a los pacientes y su familia y reducir el sufrimiento. Comprende el tratamiento efectivo del dolor y otros síntomas, comunicación adecuada y el conocimiento que el paciente es un ser humano único que debe ser respetado y valorado.
* Respeto por la autonomía: reconoce los derechos del individuo y la capacidad de decidir por sí mismo, acorde a sus creencias, valores y plan de vida. Información adecuada comunicada con empatía sobre el estado actual, los cuidados planeados y las expectativas futuras es esencial para que la persona enferma pueda tomar una decisión apropiada.
* Justicia: significa que hay que asegurar la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos sin ningún tipo de discriminación ni por edad, sexo o relevancia social.
* No destruir la esperanza de la persona enferma aún en etapa terminal es otro de los objetivos a considerar. Crear metas realistas con los pacientes es una forma de restablecer y mantener su esperanza. Aumenta la esperanza el sentirse valorado.
El trabajo en equipo es un componente esencial de la medicina paliativa. Resulta ingenuo pensar que juntar un grupo de personas altamente diversas ya conforma un equipo que funcionará como tal. Trabajar en equipo implica coordinación de esfuerzos, facilita la identificación de los recursos disponibles y evita la duplicación estéril.
Hugo A. Fornells
Oncología clínica


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