Vivimos inmersos en un ambiente contaminado, tanto a nivel auditivo como visual. Los niveles de ruido en ámbitos sociales como la disco y la calle lastiman los oídos, y simultáneamente, los medios de comunicación constantemente nos bombardean con sus impactantes noticias. Esto afecta el comportamiento de niños y adolescentes en el aula, se vuelven dispersos y se altera el proceso de aprendizaje. Según diferentes comprobaciones científicas, la música resulta un excelente medio para obtener la concentración.
"Un docente de Tecnología rosarino incorporó la música en su taller de socialización y obtuvo resultados asombrosos. Trabajaba con niños de 7 a 8 años, con dificultades para relacionarse con sus pares y docentes por medio de la palabra, lectura de cuentos y dibujos. Cuando llevó un compacto de ópera rock y música new age motivó la creatividad en los chicos, quienes se permitieron contar más sobre sus cosas, incluso los más introvertidos", dijo el doctor Jorge Wulfsohn, otorrinolaringólogo, quien explicó a la La Capital los efectos terapéuticos de la música.
"La música crea un ambiente adecuado, un nivel de ruido moderado, evitando que el ser humano se enferme. Cuando el oído se satura con ruidos laborales o urbanos, pierde su sensibilidad fina y deja de monitorear las funciones autónomas del organismo: cardiocirculatoria, respiratoria, digestiva y genitourinaria", dijo.
Según el profesional, el alumno en la escuela presta atención de acuerdo al nivel de ruido ambiente. "Los docentes tendrían que probar de llevar música al espacio áulico. Esta actúa como un catalizador del desarrollo de las funciones superiores del sistema nervioso y posibilita simbolizar con más facilidad".
Música y salud
La misma experiencia con música en el taller de socialización, el docente la trasladó a la enseñanza de la materia de Tecnología, dirigida a chicos de 11 a 12 años (6º año de la EGB 2). Los alumnos mostraron mayor predisposición a la creatividad y la concentración.
La experiencia fue amena y divertida. El maestro pensó que tal vez esa música los aburriría, ya que sus alumnos estaban acostumbrados a escuchar otros ritmos. Sin embargo, esas melodías resultaron una compañía indispensable para el trabajo en el aula.
"Lo importante es que la música desarrolle sensibilidades, independientemente de su estilo. Cuando el organismo pierde el ambiente acústico adecuado, se enferma y empobrece", enfatizó Wulfsohn, quien fundó y dirige el Programa ACE (Audición, Comunicación y Educación), para ofrecer asesoramiento sin cargo sobre este y otros temas relacionados. Mayor información en el sitio web www.programaace.org o vía e-mail: [email protected] o [email protected].