Año CXXXIV
 Nº 49.257
Rosario,
martes  02 de
octubre de 2001
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cartas
¿Será justicia?

Delitos de defraudación a la administración pública, falsificación de documentos públicos, uso de documentos públicos falsos, ñoquis, planes trabajar truchos, sobornos, coimas, direcciones falsas, etcétera. Este como tantos otros casos es motivo de frustración, consagra la impunidad, contradice la necesidad de mejorar y afecta los derechos ciudadanos. No nos podemos permitir tener este tipo de gente que nos legisle, ni cerca de nuestro gobierno. ¿Será justicia? Por supuesto que la Justicia en casos concretos debe partir de quienes aplican la ley, pero para prevenir el futuro (y no sorprendernos ante otros dirigentes de igual calaña, como ante cada conductor que su desaprensión termina con la vida de un transeúnte) debemos exigirles a quienes dictan las normas, leyes, o establecen los castigos (léase diputados, senadores) un cuidadoso tamiz de la realidad y fundamentalmente sensatez e idoneidad para hacer leyes justas y castigar a los corruptos. Sin duda, también debemos reclamarle a los jueces que en sus sentencias verdaderamente den a cada uno lo suyo, y procuren que sus fallos representen tanto un castigo para el autor, como el ejemplo para que el resto de los funcionarios no haga lo mismo. Ante el reclamo cada vez más insistente por parte de la sociedad, que percibe esta inseguridad e impunidad de estos personajes que se mueven libremente, que su desesperación pugna por sanciones que, como la pena de muerte, está probado científicamente que no desalienta el delito, y que hasta esquizofrénicamente parece plantearse como remedio la justicia por mano propia, pareciera que ha llegado la hora de empezar a buscar el camino.
Fabián José Svegliati


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