Año CXXXIV
 Nº 49.257
Rosario,
martes  02 de
octubre de 2001
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Editorial
Modo del delito en alza

Existe una gran preocupación en la industria farmacéutica y en los profesionales del sector por los cada vez más frecuentes robos en farmacias, droguerías, depósitos o camiones de transporte de medicamentos. Precisamente, la madrugada de anteayer se produjo en nuestra ciudad un golpe verdaderamente selectivo en una droguería, donde los delincuentes se llevaron remedios oncológicos y para tratamiento del sida, junto a otros productos hospitalarios. LLamó la atención la tranquilidad con la que actuaron los asaltantes, quienes realizaron un boquete en un taller lindero para ingresar al negocio que, por otra parte, no poseía ninguna identificación en su frente. Todo hace suponer que actuaron personas experimentadas en este tipo de delito y que poseían buena información.
Se trata de una modalidad de robo en franco crecimiento en las zonas metropolitanas, donde, en general, los vaciadores buscan remedios que se vendan bajo receta, los cuales son ofrecidos a sanatorios, clínicas, geriátricos o bien directamente entregados a otras farmacias, como ocurrió recientemente en Capital Federal. En Rosario, el Colegio de Farmacéuticos ya ha registrado más de veinte casos de vaciamientos de farmacias en lo que va del año, a los que deben sumarse los robos de depósitos y de cargas de transportes. Según cálculos extraoficiales del Ministerio de Salud de la Nación, se estaría produciendo un promedio de cuatro a cinco robos de medicamentos por día, y se calcula que un cinco por ciento de lo que factura el mercado (cuatro mil millones de dólares por año) corresponde a productos robados.
Tanto jueces como investigadores coinciden sobre lo difícil que resulta el esclarecimiento de este tipo de delitos, donde son contados los casos en los que se ha llegado hasta los responsables, recuperando la mercadería. Y es que tal vez ya sea momento de que se comience a diseñar un plan coordinado para combatirlo, tal como se implementó desde hace cuatro años entre la Policía Federal, un equipo de fiscales y la Administración Nacional de Medicamentos (Ammat), para atacar la falsificación de medicamentos, otro flagelo que castigó al comercio con consecuencias en muchos casos lamentables para la ciudadanía y al que se ha logrado reducir sensiblemente.
Es que ante la presencia de mafias que demuestran estar en posesión de tales recursos, a la vez que de tan elevado grado de organización, sólo un acentuado profesionalismo por parte de las fuerzas de seguridad será capaz de erigirse en el dique necesario para detenerlas.


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