Año CXXXIV
 Nº 49.253
Rosario,
sábado  29 de
septiembre de 2001
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Editorial
Señales inesperadas

Una serie de señales positivas surgidas en los últimos días en el plano financiero trajo algo de respiro al mercado y modificó un poco la perspectiva oscura o incierta que se había instalado en la mayoría de los argentinos. Aunque sería aventurado señalar que los nuevos datos son síntomas contundentes de recuperación, tampoco pueden desdeñarse, pues bien podría tratarse del comienzo de una nueva etapa.
Concretamente, nos referimos a los depósitos en dólares que han comenzado a regresar, a la recompra de bonos de la deuda externa argentina y a la inversión de más de 100 millones de dólares que la casa matriz de la General Motors planifica realizar en la planta instalada en General Alvear. Pero además, al último informe brindado por la calificadora Standard and Poor's, otorgando a la Argentina un pronóstico francamente favorable para el próximo año, señalándola como el país que podría dar la gran sorpresa en un marco de gran recesión mundial.
Sobre los depósitos bancarios las cifras revelan que la confianza está volviendo; en los últimos 30 días crecieron en una cifra estimada en más de 1.550 millones, todos en dólares y colocados a corto plazo. Y aunque la pérdida superó los 11 mil millones de dólares, esta recuperación comienza a crear una base diferente con tendencia a mejorar aún más. En cuanto a la recompra de la deuda, con habilidad los funcionarios empezaron desde hace unos diez días a adquirir con fondos reservados bonos emitidos por nuestro país -fundamentalmente Bontes 2002- a un precio menor del que debería pagar el próximo año y se han planificado nuevas compras para los próximos días, con lo cual se estaría produciendo un excelente negocio con un gran ahorro de dinero.
Más cerca nuestro, la inversión en la planta de General Motors para el próximo año implicará ciertamente la posibilidad de mantener el pleno empleo, reactivar los pequeños y medianos comercios que dependen de ella y alejar el fantasma que permanentemente se suele agitar sobre su cierre.
Vale insistir, se trata sólo de primeros síntomas, pero si se tiene en cuenta que el Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento del 2,6 por ciento y que ya están financiados los vencimientos de la deuda externa hasta octubre del próximo año, es posible que el riesgo país descienda sensiblemente, mejorando las condiciones para que regresen las inversiones extranjeras. Claro que para ello la clase política deberá demostrar estar a la altura de las circunstancias, ya sea en su capacidad de gobernabilidad como de cohesión para sostener el déficit cero, manteniendo la austeridad y sin apelar a falsas demagogias.


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