Año CXXXIV
 Nº 49.253
Rosario,
sábado  29 de
septiembre de 2001
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El invitado: Paradoja de la revolución verde

Claudio Prieto (*)

Pareciera ser que a partir de la Conferencia Mundial sobre Desarrollo y Medio Ambiente (1992), el término "sostenibilidad" se ha convertido en una etiqueta verde que se aplica a los más variados proyectos, lamentablemente con un significado igualmente variopinto. Para el movimiento ecologista hay un elemento esencial a este concepto, sin el cual difícilmente se puede hablar de economía sostenible: este elemento es la equidad."Equidad con las generaciones futuras, que implica preservar los recursos naturales, para que el bienestar al que nosotros aspiramos no les sea vedado a las generaciones venideras".
También las nuevas biotecnologías de ingeniería genética se nos presentan con la etiqueta de la "sostenibilidad", de la mano de la atractiva promesa de salvar a la humanidad de las hambrunas que hoy amenazan las regiones empobrecidas del planeta, y a una población en rápido crecimiento. Detrás de esta promesa, sin embargo, se esconden poderosos intereses y grandes cifras de negocio que nada tiene que ver con dar de comer al hambriento.
El problema del hambre es un problema complejo, que no se soluciona con recetas tecnológicas simples. Hasta el propio Banco Mundial, que impulsó la llamada "revolución verde", reconoce actualmente que el problema del hambre es un problema de reparto y de acceso a la tierra, más que un problema de escasez de alimentos.
Prestigiosos investigadores de nuestro país, del Inta, del Conicet, de Universidades Argentinas en una cantidad de publicaciones científicas alertan desde hace años acerca de las posibles causas de importar tecnologías por que sí o para el servicio de quien sabe quién, desde ya no al servicio de la sociedad en su conjunto.
Investigadores estos a los que se quieren callar con recortes en sus presupuestos para seguir buscando la verdad.
Recomiendo particularmente leer el trabajo de Walter Pangue en donde cita a otros investigadores, titulado "Expansión de la Soja en la Argentina. Globalización, desarrollo agropecuario e ingeniería genética: un modelo para armar" para entender la historia agroproductiva del modelo pampeano de fin de siglo.
Según Walter Pangue, (trabajo citado) el doble cultivo trigo-soja ha permitido incrementar la rentabilidad de la empresa agropecuaria, pero con una fuerte presión sobre el sistema y con secuelas de erosión y degradación ambiental. La siembra directa ha sido desde hace diez años la tecnología propuesta para disminuir el daño por erosión, basada en la no remoción del suelo y la aplicación de herbicidas. Además de estos últimos, la soja utiliza una batería de agroquímicos para el control de sus principales plagas y enfermedades. Por ese motivo la siembra directa puede ser llamada conservacionista, pero en cuanto se apoye en el control químico, poco vínculo real tendrá con la sustentabilidad.
Una porción de la historia no la vamos a conocer, la tendremos que intuir, debido al recorte presupuestario de las instituciones que no pueden determinar, por falta de presupuesto, los alcances de la contaminación.Hoy ya lo que fue intuitivo en un principio es una realidad, aguas contaminadas en muchas localidades y personas afectadas por algún tipo de cáncer se reportan en hospitales regionales.¿Ese es el sistema que las autoridades tienen para medir las consecuencias de la contaminación? ¿Chequear cuántos están muriendo para ver si toman medidas?
(*) Ingeniero agrónomo


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