Los brazos en alto, la mirada en el cielo. ¿Un agradecimiento a Alá, a Dios, o a quién? Vaya uno a saber. Lo concreto es que el estadounidense Guido Trenti fue el primero en cruzar la meta en la decimonovena etapa de la Vuelta de España, que recorrió 168 kilómetros. El festejo del yanqui es calcado de muchos otros que cosecharon triunfos. Similar a lo que hacía el tenista Björn Borg cada vez que ganaba Wimbledon, que se arrodillaba en el césped y, con los brazos en alto, miraba hacia arriba. Claro que el sueco era ateo, y cuando se le preguntó a quien agradecía, simplemente respondía que él creía en el cielo. No se sabe si Trenti tiene la misma religión. A él le alcanzó con festejar de esta manera usual su victoria tras superar a sus tres compañeros de escapada, el español Mike Zarrabeitia y el kazajo Alexandre Shefer. Y aunque no pudo levantar los brazos, el español Oscar Sevilla, líder de la general, pasó la meta a quince minutos del primer pelotón, y continúa manteniendo 25 segundos sobre su inmediato perseguidor en la clasificación general, su compatriota Angel Casero, del Festina. Hoy se correrá otra nueva etapa de 176,3 kilómetros, y el domingo concluirá en Madrid la 56ª edición de la Vuelta de España.
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