Carolina Taffoni
Memphis La Blusera se presenta esta noche, a las 22, en el teatro El Círculo, Laprida y Mendoza, para mostrar su nuevo disco, "Angelitos culones". La banda formada por Adrián Otero (voz), Daniel Beiserman (bajo y coros), Emilio Villanueva (saxo), Marcelo Mira (batería), Lucas Sedler (guitarra y coros) y Germán Weidemer (teclados) estrenará las canciones de su décimo disco y además repasará clásicos como "La bifurcada", "Moscato, pizza y fainá", "La flor más bella" y "Un montón de nada". En sus 23 años de trayectoria el grupo llegó a vender 700 mil discos y tiene más de 2.500 shows en su haber. Después de compartir escenario con B.B. King, Albert King, Taj Mahal y Chuck Berry, el próximo sábado la banda será telonera de Eric Clapton en el estadio de River. El líder de Memphis, Adrián Otero, explicó a Escenario los cambios musicales del último disco, aseguró que la banda quiere comenzar una carrera internacional y dijo que su grupo es el que sostiene la vigencia del blues en la Argentina. -En "Angelitos culones" hay menos blues, ¿eso anticipa otro rumbo musical? -Hay blues, pero también hay rap y en la mezcla usamos loops, para que tenga un sonido más contemporáneo, hicimos una cuántas cosas innovadoras. En cada disco buscamos tener un perfil diferente, que nos identifique con la época que nos toca vivir en lo artístico y en lo humano. Quisimos hacer un álbum que tuviera síntesis, que los temas no duraran más de cuatro minutos, para que sean radiales. Este compacto también significa un cambio de compañía discográfica. -¿Por qué tantos cambios? -Porque a partir de ahora queremos hacer una carrera internacional. Por eso al disco lo grabamos en Los Angeles con unos sesionistas impresionantes. La línea de brasses está formada por los músicos que tocan en las ceremonias de los Oscar. También trabajamos con el coro que canta con Michael Jackson, el guitarrista de Quincey Jones y el percusionista de Madonna. Cuando vimos cómo grababan estos tipos tuvimos que replantearnos toda nuestra forma de trabajar y mejorarla. Las letras también cambiaron. Yo intenté salirme de la temática que siempre me caracterizó, eso de nombrar esquinas y barrios. Acá escribí en español, y pronuncio "mírame" en lugar de "mirame". -¿Ese fue un requisito de la discográfica? -No, es una historia nuestra para que la música llegue a otros lugares. El CD se editó en Chile, Uruguay, Paraguay, Colombia y Venezuela. Ahora estamos en tratativas para que se edite en España. Esta es la primera vez que nos planteamos una carrera internacional. Además ya estamos pensando en el próximo disco, que va a salir a mediados del año que viene. Ahora que nos planteamos el cambio tal vez el compacto sea muy distinto. A lo mejor la mano viene por usar un poco la tecnología. Yo soy partidario de eso, aunque en ese sentido el grupo está un poco dividido. Algunos quieren conservar el estilo más clásico. -Los puristas del blues, agradecidos... -Cuando nosotros tocamos blues, tocamos blues de verdad. Hace más de 20 años que tocamos esta música. El blues sólo se puede reciclar, porque está todo inventado. Tenés que encontrarle la vuelta para no repetir el clisé de siempre. -¿Por qué creés que el género sigue vigente? -Yo no sé si el género sigue vigente, creo que es la banda la que no perdió vigencia. Nosotros incorporamos otros sonidos y tenemos distintas visiones para poder conservar la popularidad. Ahora, por ejemplo, queremos editar un remix de "Angelitos culones". Eso nunca se me hubiese ocurrido diez años atrás, trabajar con máquinas. -¿Qué te parecieron las críticas a "Angelitos culones"? -Creo que hay un sector del rock que cuida su quintita, y me parece que un disco es música más que actitud. A veces los críticos se ponen a juzgar cosas equivocadas. Cuando yo escribí "El blues del estibador" o "Moscato, pizza y fainá" me criticaban porque laburaba con esa temática, y ahora me critican porque la abandoné. Yo no me enojo, sigo haciendo la mía. De última el compacto ya es disco de oro y fue bien recibido por la gente. -En estos 23 años de carrera, ¿cuál de las crisis del país los afectó más? -Es una pregunta difícil, porque no recuerdo haber vivido un momento en que no se hablara de crisis. Nosotros pasamos por todas, incluida la época de la dictadura, donde estábamos 12 horas encerrados tocando. Prácticamente no salíamos a la calle, y cuando lo hacíamos nos ponían contra la pared y nos pedían los documentos. En el aspecto musical, en los 80, en la época de Alfonsín, fue cuando menos nos comprendieron. Ahí se formó una especie de intelligentzia moderna que nos dejó marginados durante toda una década. Cuando nosotros éramos un grupo que tocaba en un pub para los tipos que pagaban cinco mangos, nadie se acordaba que había canciones que citaban lugares y experiencias cotidianas. Ahora resulta que reclaman eso, una vez que ya despegamos y somos cortina de programas de televisión y viajamos por todo el país. Parece que no se puede conformar a todo el mundo. -¿Creés que el grupo hubiese tenido tanto éxito en los últimos años si no hubiera sido cortina de "Videomatch"? -Yo creo que fue al revés. Tinelli nos eligió a nosotros por el éxito que tuvimos. En el programa empezamos a sonar como cortina cuando ya habíamos vendido 250 mil copias del álbum en vivo. Después hubo una continuidad. El jingle institucional de la radio de Tinelli también lo grabamos nosotros. Pero además hicimos música de películas, para "Alma mía" y "El desvío". También somos cortina de muchos programas de televisión y de radio. No es Tinelli el único que nos llamó. -Por ese motivo, ¿considerás que sus canciones son la banda de sonido de la clase media argentina? -No, yo creo que a Tinelli lo mira la clase baja. Y él pone cumbia y nos pone a nosotros. Hay una coincidencia con él a partir del gusto por lo popular. Yo no tengo nada en contra de la cumbia. Desde que estoy en este oficio, desde que dejé de estudiar sociología para dedicarme a la música, me siento colega de cualquier músico sin importar qué estilo toque. -El jingle que grabaste para una marca de gaseosa, ¿fue por necesidad o por diversión? -Fue por necesidad, lo hice para ganar plata. Yo trabajo para ganar dinero, como todos, no soy ninguna excepción. De diversión no tuvo nada. ¿Qué puede tener de divertido decir "tomate una Coca Cola"? Lo mejor es que en cinco minutos me llevé un montón de plata. Además gané el Lápiz de Platino a la mejor publicidad. Ahora hasta (Gustavo) Cerati hizo una propaganda. Pero hay mucho prejuicio con eso. A mí me lo cuestionaron desde un montón de lugares. -¿Cómo los tomó la actual crisis del mercado discográfico? -Ahora hay una baja en todo. Y no se trata sólo de falta de dinero. También hay que ver cómo motivar a la gente para que salga. En Buenos Aires, a las diez de la noche, las calles están vacías. Hay mucha inseguridad. Nuestro anterior disco de estudio, "Hoy es hoy", vendió más de 80 mil copias. Ahora es muy difícil llegar a esa cifra. Igual yo no me quiero poner a llorar, cuánta más crisis hay más hay que ponerle el pecho. Durante 15 años estuvimos postergados y remando contra la corriente. No nos pasaban en las radios y no nos recibían en las discográficas, nadie quería saber nada ni con el blues ni con nosotros. Estamos acostumbrados a que los reconocimientos siempre nos lleguen tarde. Recién en 1995 accedimos a la masividad. -¿En qué etapa de su carrera se encuentran? -Creo que estamos en las tres cuartas partes de nuestra carrera. Nos quedan por lo menos diez años. Todavía no me llegó el momento de hacer el balance. Tenemos un contrato para grabar cuatro discos más y un montón de proyectos por delante. No me quiero entretener mirando el pasado. Igual la experiencia que se acumula es siempre gratificante. Yo me encuentro con gente que me dice que su hijo nació porque se conocieron en un recital de Memphis, y otras parejas que me dicen que se enamoraron escuchando "Un montón de nada". Ahora somos un grupo muy extraño, porque la mitad está en los 40 y la otra mitad anda por los 20. Se da una combinación generacional que funciona. -¿Ustedes provocaron el boom del blues en los 90 o son una consecuencia del éxito del género? -Nosotros fuimos la causa del éxito del blues. Cuando B.B. King vino a la Argentina por primera vez, a principios de los 80, lo fueron a ver unas 900 personas. Cuando volvió a mediados de los 90 llenó dos Luna Park. Algo habremos hecho nosotros para que eso sucediera. -¿Sienten que hicieron escuela? -Sí, no sé si tenemos herederos, pero se formaron muchos grupos de blues a partir de nuestra experiencia. La Mississippi, hasta el nombre tiene parecido. Pero no quiero parecer pedante. Ese no es un mérito nuestro, simplemente estuvimos antes en el calendario.
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