Un estudio que incluyó a 1.513 personas con diabetes tipo 2 y enfermedad renal, demostró que el tratamiento con una droga antihipertensiva (losartán), una vez al día, sumado a la terapia habitual, protege al riñón y reduce en un 28% el riesgo de desarrollar la enfermedad renal terminal. Este efecto se observó tanto en pacientes con hipertensión, como en aquellos que participaron en el estudio y no la tenían.
El medicamento, investigado y desarrollado por el laboratorio Merck Sharp & Dohme, es el primero de una nueva clase de fármacos antihipertensivos antagonistas de la angiotensina II.
La vía de control de la presión arterial (renina-angiotensina) fue descubierta por un equipo de destacados científicos argentinos liderados por los doctores Bernardo Houssay (ganador del Premio Nobel de Medicina y Fisiología) y Braun Menéndez.
Los hallazgos del estudio Renaal (Reduction of Endpoints in Non Insulin Dependent Diabetes Mellitus with the Angiotensin II Antagonist Losartan), que se realizó en 29 países, fueron presentados durante la 16ª Reunión Científica Anual de la American Society of Hypertension. Fue la primera investigación clínica que indagó sobre el efecto protector del riñón en pacientes con diabetes tipo 2 y enfermedad renal.
El estudio Renaal fue liderado por el doctor Barry Brenner, director emérito de la División Renal del Brigham and Women's Hospital de la Harvard Medical School, de Boston, EEUU. Los resultados acaban de ser publicados en el New England Journal of Medicine.
Estudio Renaal
El estudio de la protección renal de losartán consistió en el seguimiento de 1.513 pacientes con diabetes tipo 2 con proteína en la orina (proteinuria) y creatinina elevada en el suero. El monitoreo se prolongó, en promedio, 3,5 años. Aproximadamente el 94% de los pacientes tenía también presión arterial elevada y tomaba medicación para controlarla al comienzo de la investigación.
Los resultados mostraron que los pacientes que tomaron losartán una vez al día, junto con su medicación habitual para la diabetes y la presión arterial, obtuvieron una reducción significativa del riesgo del 16% para este objetivo compuesto. El efecto de protección renal fue en gran medida independiente de la disminución de la presión arterial.
Además, el grupo al que se le administró esta droga redujo significativamente el riesgo de progresión a insuficiencia renal terminal con necesidad de diálisis o trasplante de riñón.
Al examinar los efectos del tratamiento sobre los eventos cardiovasculares (incluidos ataque al corazón, accidente cerebrovascular, revascularización, hospitalización por angina inestable, hospitalización por insuficiencia cardíaca y muerte cardiovascular) se obtuvo que losartán redujo en un 32% las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca.
Un hallazgo argentino
El losartán es el primero de una nueva clase de fármacos antihipertensivos llamados antagonistas de la angiotensina II. La vía de control de la presión sanguínea, llamada renina-angiotensina fue descubierta por un equipo de destacados científicos argentinos.
Si bien desde principios del siglo XIX se sospechaba que el riñón participaba en el proceso de la hipertensión arterial, no se había podido esclarecer el mecanismo involucrado. Recién en 1937, científicos del Instituto de Fisiología de la Universidad de Buenos Aires, liderados por el doctor Bernardo Houssay, con la colaboración de los doctores Juan Carlos Fasciolo y Alberto C. Taquini, lograron detectar al agente vasoactivo, la "renina", y constatar que el aumento de la presión arterial se debía a una sustancia segregada por el riñón.
Dos años más tarde, el mismo equipo, al que se sumaron los doctores Braun Menéndez, Leloir y Muñoz, descubrió que existía otra sustancia relacionada, a la que llamaron "hipertensina", hoy conocida como "angiotensina II". Dilucidado el sistema renina-angiotensina, pudieron desarrollarse fármacos capaces de controlar la presión arterial en forma precisa.