Los avances para tratar la infertilidad, a partir del siglo XVIII cuando se realiza la primera inseminación artificial a una mujer con el esperma de su marido, no se han detenido hasta llegar a las innovadoras terapias actuales que logran resultados muchas veces comparables a la fecundación normal. Entre ellas, la fertilización in vitro y la inyección intracitoplásmática (Icsi) de espermatozoides.
El doctor Julio César Colabianchi, director médico del Centro para la Fertilidad de la Pareja (Cefep), en diálogo con La Capital, explicó en qué consisten las técnicas más frecuentes de reproducción asistida.
Estas se dividen en las de alta complejidad: fertilización in vitro (se coloca el óvulo con una determinada cantidad de espermatozoides para que se produzca la fertilización) o la inyección intracitoplásmática de espermatozoides (se inyecta un espermatozoide en el óvulo); y las de baja complejidad, como la inseminación intrauterina (se colocan dentro del útero espermatozoides previamente preparados para un encuentro con el óvulo).
Con respecto a los procedimientos de alta complejidad sobre el embrión Colabianchi explicó que se han incorporado nuevas técnicas, entre ellas, una denominada "hatching", mediante la cual, a la zona que rodea el embrión se le efectúa por métodos químicos o láser un "espacio o agujero" para facilitar la implantación.
Otra de las novedades es la técnica de defragmentación que remueve las células que se desprenden del embrión. "Los embriones presentan a veces pequeños desprendimientos celulares. Esto es un signo de mal pronóstico para las posibilidades de implantación", dijo Colabianchi.
Técnicas no invasivas
En general, los tratamientos comienzan por procedimientos de baja complejidad. En el caso de las parejas jóvenes con pocos años de infertilidad o con disfunciones ovulatorias, el estudio indicado es la estimulación de la ovulación con hormonas. En cambio, en los que tienen obstrucciones en órganos masculinos o femeninos, o necesitan una extracción de miomas o de adherencias de las paredes del útero, suelen efectuarse cirugías para recuperar la fertilidad natural.
Cuando este tipo de procedimientos no resultan efectivos se procede luego a los de alta complejidad. "La mayoría de las parejas consiguen la concepción por medio de las técnicas simples no invasivas, aunque depende de cada caso en particular", aclaró el profesional.
En caso que la mujer no responda a la estimulación ovárica, "estamos ante una paciente baja o nula respondedora y en la mayoría de estos casos la única posibilidad de lograr un embarazo es mediante la donación de óvulos", agregó Colabianchi.
Antes de someterse a algún tratamiento en particular, los pacientes deben estar lo suficientemente bien informados sobre los riesgos. "Con la inseminación intrauterina existe la posibilidad de embarazos múltiples, ya que colocamos espermatozoides en una mujer que al ser estimulada puede producir varios óvulos. En cambio, en la fertilización asistida de alta complejidad, como transferimos dos embriones como máximo, este riesgo se minimiza". Al respecto agregó que estos riesgos son planteados previamente a las parejas.
En cualquier caso, el primer paso es un diagnóstico para determinar en qué situaciones es necesario recurrir a alguna de estas terapias. "Sólo un 5 al 10% de las parejas requiere de alguna técnica de reproducción asistida. El diagnóstico temprano permite medicar y proteger la implantación del embrión para evitar la pérdida", expresó Colabianchi.
Parejas infértiles
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen entre 60 y 80 millones de parejas infértiles en el mundo. Entre un 2 y 10% de las parejas tienen dificultades para concebir un hijo, y entre el 10 y 25% tienen infertilidad secundaria, es decir, no pueden concebir el segundo hijo.
Cuando una pareja es infértil, entre el 30 y el 40% corresponde a disfunciones femeninas, mientras que entre el 10 y 30% son del hombre. Del 15 al 30% de los casos corresponden a problemas de ambos cónyuges.
En la mujer, los factores de infertilidad más frecuentes son producidos por desórdenes ovulatorios, anormalidades anatómicas a nivel de las trompas de Falopio, malformaciones uterinas, miomas (tumores benignos del útero) y ciertas patologías como la endometriosis (presencia de tejido endometrial fuera de la cavidad del útero).
En el hombre inciden desórdenes en la producción de esperma (que afectan su cantidad y calidad), problemas en los testículos y existe además la esterilidad sin causa aparente. A pesar de que existen factores psicológicos o emocionales que pueden impedir la concepción, la mayoría de las causas son de índole física u orgánica.
Actualmente, también las parejas serodiscordantes pueden concebir un hijo evitando el contagio del virus del sida a través de nuevas técnicas, como el lavado de semen. "Es un procedimiento nuevo que consiste en lavar el semen de un hombre con VIH antes de implantarlo en la mujer. Luego del lavado se procede a descartar que el virus siga presente en la muestra. Existen numerosos trabajos publicados donde se garantizó que la transmisión es nula mediante esta técnica", apuntó Colabianchi.