El "diente de león" o "amargón" o "plumerillo" es considerado generalmente como un yuyo. Sin embargo tiene una increíble cantidad de propiedades benéficas como eficaz diurético y desintoxicante.
Los médicos árabes ya lo usaban como remedio en los siglos XI y XII. Desde la Edad Media los boticarios europeos elaboraban zumos para las intoxicaciones y desórdenes renales. La raíz en parches y compresas se utilizaba para la inflamación de ojos y el cuidado de la piel. El agua destilada se ingería contra la fiebre y la tos. También se la utilizó para enfermedades de la matriz en la mujer.
Su nombre científico es taraxacum officinale y proviene del vocablo griego taraxis que significa curador de molestias.
Se trata de una planta pequeña, compositiflora de hojas basales, verde claras de bordes muy recortados y dentados (de allí su nombre popular). La forma y el tamaño de las hojas varían mucho, dependiendo del lugar donde crecen. Se ubican en coronas de cuyo centro crecen los tallos que contienen un jugo lechoso. La altura varía desde 10 hasta casi 50 cm. Las flores son amarillas y se destacan en los caminos entre los pastos porque se mantienen abiertas cuando brilla el sol.
En verano la flor se convierte en un redondel blanquísimo, allí están las semillas cada una con pelitos que le sirven de paracaídas. Cualquier brisa suave las sueltan del tallito y las hacen volar y diseminarse. Es el conocido plumerillo o panadero con los que juegan los niños. La raíz es gruesa, poco ramificada, puede ser bastante larga y al cortarla observamos una leche muy blanca y de sabor muy amargo.
Cultivo
El "diente de león" es cosmopolita, endémico en todo el mundo. Se ha encontrado a 3000 m. de altura sobre el nivel del mar. Las partes utilizadas de la planta con fines medicinales son la raíz y las hojas.
Crece silvestre y se cultiva en Alemania y Francia. Se propaga por semillas en primavera u otoño sembrando en tierra poco profunda y rica en humus a 15 cm de distancia. Las hojas se recogen durante todo el año y se secan a la sombra. Las más jóvenes y tiernas se usan en ensalada, su sabor es semejante a la radicheta. A la raíz hay que desenterrarla en primavera y a comienzos del otoño. Lavarla muy bien, cortarla en fetas y poner a secar al sol. Recordar que cuando se recoge silvestre debemos elegir sitios libres de contaminación ambiental.
En cuanto a su composición química, contiene:
Principios amargos: taraxicina, taraxacerina y otros terpenos. Alcoholes triterpénicos penta cíclicos como el taraxasterol y el taraxol. Azúcares (18%) y flavonoides.
Sólo en las hojas flavonoides contiene aminoácidos (asparagina, glutamina), numerosas enzimas, cumarinas y contenido en vitaminas A, B2, C y D. También, minerales tales como el potasio y el hierro.
Su principal virtud es la de limpiar el organismo de agentes tóxicos. Es antirreumático, activador del páncreas y del metabolismo. Es digestivo. Estimula la producción de bilis, es ligeramente amargo, tónico y laxante suave. Como diurético es excelente porque aporta potasio y por lo tanto no produce calambre como los sintéticos.
Se recomienda para depurar todo el organismo, para el acné, erupciones, eczemas y en enfermedades reumáticas como artritis, artrosis, gota, mialgia (dolor de músculos) y reuma. Trastornos de la secreción biliar, ictericia, actividad debilitada del hígado y de los riñones, cálculos renales y en vesícula.
Las hojas se usan frescas o secas en ensalada, en infusión y en jugos.
La raíz cocida, se utiliza en tinturas, tabletas o cápsulas. Tostada, sola o mezclada con frutas secas molidas, sirve como sustituto del café.
Se suele combinar con borraja como depurativo; con opio y berro como aperitivo; con semillas de perejil para los riñones y con ortiga como diurético.
Griselda T. Franchini
Farmacéutica