Año CXXXIV
 Nº 49.250
Rosario,
martes  25 de
septiembre de 2001
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Bajo el imperio de la cumbia
En su debut en un teatro Los Palmeras llenaron el Auditorio Fundación
Los máximos exponentes del género en Santa Fe probaron que su ritmo no se limita a la bailanta

Marcelo Minichetti

Lo que nadie esperaba y algunos temían finalmente sucedió. Los Palmeras llegaron a un escenario teatral, tocaron durante más de dos horas y descubrieron que tanto ellos como su público pueden compartir la música que los une en ámbitos no convencionales para el género como el Auditorio Fundación Héctor I. Astengo.
El domingo último, a las 21.20, Alberto J. Llorente apareció en escena y anunció el primer show de la historia de un conjunto de cumbia en un teatro rosarino. Los fans que colmaron la capacidad de la sala aplaudieron de pie el ingreso de los músicos con un cerrado "Olé, olé, olé....".
A.J., el padre de la criatura artística, dejó a los músicos solos con su público y comenzó la fiesta. Con las luces de la sala encendidas empezó el espectáculo con "Cuando el amor se daña", que ofrecieron los músicos ataviados con smoking negros que juzgaron apropiados para la ocasión, sin ocultar el nerviosismo del debut en una sala teatral a casi 29 años de la fundación de la banda.
La formación presentó una línea de base rítmica con Juan Enrique Sancuns, en tumbadoras; José María Roa en timbaletas; Carlos Martínez como músico invitado en octapad y Carlos González, en bajo. Completaron el grupo Jorge Grenón en teclados y guitarra, y los veteranos Marcos Camino, en acordeón y Rubén "Cacho" Deicas, en voz.
Con Camino como portavoz, el espectáculo comenzó a desandar el sendero de la historia en un racconto que incluyó momentos de las casi tres décadas que Los Palmeras llevan con la cumbia. El segundo tema fue "Te regalaré mi vida", un éxito del 77, casi la prehistoria del combo y el show siguió con "Allá en la arena" y "Esa", un bolero encuadrado en un estilo que supieron entronizar grupos como Los Pasteles Verdes, Los Angeles Negros y Los Galos, entre otros.
El acordeonista no evitó una referencia al nuevo ámbito para la cumbia que inauguraban, ni ocultó sus sentimientos: "Estamos consternados por estar en un teatro, -confesó- porque mucha gente cree que esta música no tendría que estar en lugares como éste".
En las plateas y los palcos el público se salía de la vaina por bailar en parejas, impulso que neutralizó viendo el 80 por ciento del concierto de pie, meneando el cuerpo al compás del machacante ritmo de la cumbia. El recorrido histórico pasó por 1980, año del éxito "Cumbia compañera"; por el 81, cuando se conoció "Rumor de cumbia" y por el 83, tiempo en el que Los Palmeras impusieron "Mentirosa" y "Cumbia y luna".
La estructura de los temas que caracterizan al género es sencilla y está apoyada en una línea rítmica constante que marcan el bajo y la timbaleta (alternando cencerro y platillo) con réplicas de acordeón que suena como un floreo que sobrevuela a la voz cantante. Con "Corazón de mala mujer", un éxito que taladró hasta los cimientos las distintas barriadas rosarinas en 1984 y "Fiesta en la selva" y "El amor en bohio" se recalentó el ambiente. "Se llama Marcela", otro demoledor éxito del 86 preparó el golpe de gracia que llegó al climax con "La suavecita", el tema de Eli Toro Alvarez que Camino catalogó como "el himno nacional de la cumbia". El público bailó y regaló a los músicos un canto tribunero: "Olé, Olé, cada día te quiero más... es un sentimiento, no puedo parar...".
Con una atmósfera decididamente futbolera Camino estimó que debía agradecer nuevamente: "Rosario nos ha acogido (reiteró las dos últimas palabras para aventar sospechosas interpretaciones) de una forma particular y por eso hacemos esto acá antes que en Santa Fe", se sinceró.
"Quince primaveras", "Flor de un día" y "La cumbia del maderero", temas de los años 88, 89 y 90 precedieron la llegada de "Muchacha triste", y viejo éxito del 83 que exacerbó los ánimos en el final de la primera parte del show.

Una historia de película
Técnicamente no hubo intervalo. Sobre una pantalla gigante se proyectó un avance de la película documental sobre Los Palmeras que rueda Horacio Ríos. Un compilado de imágenes que el videasta registró hasta la fecha mostró a los músicos en escenarios de Romang, Banco Pelay, Crespo y Funes, entre otros sitios. Testimonios de fans y distintos escenarios fueron mostrados a través del ojo de la inquieta cámara de Ríos que busca documentar el fenómeno de convocatoria popular que provocan los artistas.
El segundo tiempo de cumbias comenzó con "Mujer que mal me pagas" y "Clarito", dos temas del 94, y "Menéala" y "Juan Valdez" del 95 que Los Palmeras interpretaron, tras el cambio de atuendo, vestidos con camisas celestes, corbatas oscuras, sacos beige y pantalones negros.
Con un público absolutamente ganado por el imperio del ritmo que siente visceralmente, la danza fue el correlato abajo de lo que sonaba arriba. Decididos a abandonar la actitud de meros espectadores, los fans bailaron en sus lugares y en los pasillos cada tema de sus ídolos. "Voló la paloma", "Olvídala" y "Por primera vez" anunciaron un final no querido por la gente que llegó con "Avísame" y "La chica de rojo" fue el primer bis. A las 23,40. Alberto J. Llorente apareció en escena para cerrar el show y para anunciar que antes de fin de año Los Palmeras volverán al teatro para los que se quedaron con ganas. Luego se cerró el telón.
Exigentes "Olé, olé, olé", obligaron a una más. Así llegó "Qué quiere la Chola" el segundo bis que puso un broche delirante a la noche en la que nadie se mantuvo al margen de la fiesta que, por primera vez, vivió la cumbia santafesina en un teatro.



Marcos Camino, el fundador del grupo, condujo el show.
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