El índice Merval se ubica por debajo de los 250 puntos y se encuentra en el nivel más bajo de la década, con lo cual parecería que Argentina ingresó en el túnel del tiempo. El panel líder de la Bolsa porteña está igual que en el año 1991, cuando recién se instauraba el plan de convertibilidad y las perspectivas futuras eran poco claras.
En el plano internacional acontece algo parecido. Las cotizaciones del índice Dow Jones y Nasdaq retrocedieron a los niveles del año 1997, lo cual implica un retroceso de casi cinco años en el valor de capitalización de las empresas.
Esta caída local e internacional en el precio de los activos financieros lleva a pensar en una profundización del efecto pobreza, y por lo tanto una baja en el consumo, como también en la inversión.
En este marco resulta imposible pensar en una inmediata reactivación económica, máxime cuando Estados Unidos se apresta a rearmar su sistema de seguridad y para ello deberá incurrir en un mayor gasto estatal, y por ende una suba en el déficit público.
Un tema muy interesante es explicar cómo coordinadamente los bancos centrales han trabajado en pos de inyectar liquidez para atemperar una brusca caída en el nivel de actividad.
Entre los días lunes y martes de la semana que pasó, la Reserva Federal de Estados Unidos bajó la tasa de corto plazo en el 0,5%, posicionándola en el 3% anual; el Banco Central Europeo bajó la tasa de corto plazo un 0,5%, ubicándola en el 3,75% anual; el Reino Unido bajó la tasa de corto plazo un 0,5%, y ahora se encuentra en el 4,75% anual, y Japón rebajó sus tipos de interés de corto plazo, pasándolos del 0,25% al 0,10% anual.
Estos descensos en los tipos de interés, más una inyección de fondos de aproximadamente 300.000 millones de dólares, posibilitaron que muchas entidades financieras internacionales mantengan sus niveles de liquidez, y de esta forma se despejó el escenario de cesación de pago para buena parte del sistema financiero americano.
La baja de la tasa de corto plazo no implica que la tasa de retorno de los títulos públicos a mediano y largo plazo baje, ya que esta se rige por la perspectiva del potencial déficit en que incurra el Estado.
Por lo tanto, aunque los bancos centrales hagan un gran esfuerzo en intervenir el mercado e imponer tipos de interés muy bajos en la actual coyuntura, la tasa de largo no necesariamente se regirá bajo estas mismas normas. Es más, creemos que la tasa de largo plazo podría comenzar a subir, producto del desfinanciamiento del sector público, no sólo americano, sino también el europeo y asiático.
Toda esta inyección de fondos al mercado derivará en un paulatino aumento de la inflación, que afectará a los mercados de capitales.
Wall Street en descenso
En el caso de la Bolsa americana, los principales índices muestran un paulatino y persistente descenso, no todas las acciones corren la misma suerte. Las empresas ligadas a la seguridad están mostrando importantes subas, como el caso de la empresa de comunicaciones Verizon, que se dedica a la venta de teléfonos celulares. Los americanos están muy sensibilizados por los ataques terroristas y desean estar comunicados en forma permanente con sus seres queridos, esto incrementó notablemente la venta de celulares, y potenció las ganancias de esta compañía.
Por otra parte, las empresas ligadas a la producción de armamento bélico también empezaron a mostrar una tendencia positiva.
Las empresas afines al consumo, turismo y la industria de la aviación registraron fuertes pérdidas, producto de que el americano medio ya no piensa en renovar su automóvil, veranear, y menos aún viajar en avión luego de los atentados.
Pasará bastante tiempo hasta que se restablezca el consumo y la confianza de los consumidores vuelva a crecer en el mercado.
En el plano doméstico, los bonos están muy próximos a un piso importante, y no se ve un crecimiento del riesgo país, que parece haber encontrado un techo en la zona de los 1.600-1.700 puntos (menos mal).
No obstante, la recuperación se dará lentamente en la medida que el gobierno muestre voluntad y hechos en concretos en la búsqueda del déficit cero.
En cuanto a las acciones, la baja ha sido de una magnitud insospechada, y no hay margen para caídas mayúsculas, con un índice Merval que cotiza en los 238 puntos y tiene ya muy poco para bajar, en el marco del bajo valor empresario que muestran las compañías.
En el plano financiero, las reservas muestran una brusca recuperación ubicándose por encima de los 20.000 millones de dólares, y con depósitos a plazo fijo que se han estabilizado en torno de los 48.500 millones, con un 18% de ese total constituido en pesos y un 82% en dólares. Para grandes montos las tasas se ubican en el 19% anual en dólares y 27% anual en pesos. En cambio, para sumas pequeñas la tasa en dólares ya se ubica en niveles de un dígito (entre 8% y 9%) y en pesos un 12% anual.
Los mercados mundiales podrían mostrar una recuperación en la semana que se inicia, pero hay que tener mucho cuidado, ya que puede ser un rebote técnico para luego volver a descender ya que el panorama de incertidumbre aún no quedó despejado en el ámbito internacional.
El dólar sigue siendo el amo y señor en los mercados mundiales, el euro no logra recuperarse ya que cuando comenzó esta crisis cotizo a 0,93 por dólar, y ahora retrocedió a 0,91. A pesar de todo el mundo financiero sigue confiando plenamente en Estados Unidos, que representa el 33% de la economía mundial.
S.D.