Año CXXXIV
 Nº 49.248
Rosario,
domingo  23 de
septiembre de 2001
Min 16º
Máx 27º
 
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El elegido de la semana
Por las bateas. "Rosario"-Luis Salinas
Con este compacto el guitarrista consiguió el mejor disco de su carrera

José L. Cavazza

Ser un guitarrista brillante no siempre significa hacer buenos discos. En "A solo guitarra" Luis Salinas se desahogó de una obligada veda discográfica y por momentos abrumó con una catarata de notas, sus 22 temas y una íntima explosión de cuerdas. En su álbum "Salinas", de 1996, el guitarrista de Monte Grande estuvo rodeado de grandes sesionistas impuestos por el sello norteamericano GRP pero no logró cohesión con sus compañeros. Otra fija: rodearse de reconocidos músicos no siempre garantiza el mejor resultado. En el recientemente editado "Rosario" se encuentra lo mejor de Salinas como músico y líder de una banda que sintonizó la misma onda musical.
"Rosario" es un disco que salió tarde al mercado, pero no se nota. Debería haber sido el segundo álbum de Salinas. Fue grabado hace tres años y por un embrollo empresarial fue dejado de lado. Afortunadamente, el disco acaba de ser editado. Es música sencilla al oído, con armonías y melodías familiares y fáciles de digerir. Incluye composiciones urgentes e imprescindibles como "Muy latino" y "Cando/Clima". Perfectas radiografías para adivinar el mapa musical de un guitarrista aclamado en los altares de la música instrumental del mundo. Hay que escuchar, también, la voz de Salinas acompañando al punteo de su guitarra, cantando abolerado "Mañana estarás bien".
"Rosario" comienza con "Todavía quedan cosas", una balada jazzera que arranca con los tonos más bajos de la guitarra eléctrica de Salinas dialogando con los teclados de Bob James. Frases cálidas que crean el clima necesario para entrar al disco y no querer salir. Salinas demuestra aquí que se puede jazzear improvisando sobre el tema y no sobre los acordes. Así, la melodía se mantiene del comienzo al final de la canción.
"Mi soledad" es una balada rápida y cadenciosa, donde la percusión le da un color de selva al ritmo. Salinas aprendió a no tocarse "todo" en un tema. Da lugar a un piano de exquisitas tonalidades. En "Cando/Clima" la melodía aparece de a poco, es pura atmósfera jazzera de cuerdas acústicas y de un bajo que aparece y desaparece en el fondo. Un tema muy trabajado y complejo, donde el piano del uruguayo Hugo Fattoruso, que improvisa sobre acordes, logra una excelente interacción con la guitarra de Salinas. Con "Rock Cha Cha", la percusión y el teclado del "yorugua" dan una clase magistral de color latino. Salinas mete lo mejor que sabe hacer: digitación a la velocidad de la luz y sonidos transparentes y nítidos. Es el tema más poderoso del álbum, con la banda tocando a pleno. Todo se aquieta con otra balada jazzeada, "Desde lejos". Luego, "Muy latino" se suelta lentamente, bajo el colchón de teclas de Fattoruso que inventa climas e invita a un intenso solo tan rockero como latino de Salinas.
El tema "Rosario" chorrea melancolía. Tiene aire de milonga. Es la ciudad que late a través de Salinas, por eso es puro sentimiento. A esta altura, el disco se entibia, a base de aires de bolero y sencillas baladas. En "Funky en sol" Fattoruso y Richard Bonna en el bajo hacen una base funk sobre la cual la guitarra de Salinas sobrevuela con veloces y melódicas escalas. Queda algo más, un bolero cantado por Salinas y "Vamos por ahí", un intenso diálogo improvisado por Fattoruso y el dueño de la pelota.
Cal: 4 estrellas.



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