La devastadora explosión ocurrida anteayer en una fábrica química en suroeste de Toulouse, al sur de Francia, ha dejado un saldo provisional de 29 muertos, según los últimos datos proporcionados por la Prefectura. Los equipos de rescate continuaron ayer sacando cadáveres de entre las ruinas a que quedó reducida la fábrica de fertilizantes. Los 20 desaparecidos hacen temer que el número de muertes sea aún mayor.
Además, la vida de 30 de los 650 heridos corre serio peligro. Los daños provocados en toda Toulouse por la onda expansiva de la explosión podrían ascender a miles de millones de francos.
Lentamente, la ciudad de 360.000 habitantes volvía ayer a la normalidad. El alcalde de Toulouse, Philippe Douste Blazy, había proporcionado anteriormente la equivocada cifra de 26 muertos.
"Vivimos con miedo"
La explosión, que provocó un movimiento telúrico que llegó a los 3,4 puntos de magnitud en la escala Richter, no sólo destrozó los vidrios de las ventanas en el interior de la ciudad. También desató una ola de rabia e indignación. "Hace dos años podía olerse en toda la ciudad el hedor de amoníaco de la fábrica. Pero nadie hizo nada, y todos vivimos con miedo en el estómago", dijo una mujer que vive cerca del lugar de la catástrofe.
"Yo trabajé en la fábrica", apunta otro hombre. "Todos teníamos miedo de que explotara y lanzara a Toulouse por los aires".
La explosión dejó un cráter de 50 metros de diámetro donde antes estaba la factoría y abrió el debate sobre la seguridad de este tipo instalaciones, ubicadas cerca de barrios densamente poblados.
La constante urbanización que empuja las viviendas cada vez más cerca de las fábricas aumenta el peligro de que un incidente cueste más vidas. Especialmente en Toulouse, donde cerca de la fábrica siniestrada se ubica una factoría de explosivos.
Y también en el llamado valle químico del Rhone, al sur de Lyon. Allí viven más de 100.000 personas alrededor de 28 fábricas potencialmente peligrosas.
Cientos de socorristas prosiguen buscando sobrevivientes y víctimas entre las ruinas. Los ayudan perros entrenados para hallar personas entre los restos de la fábrica, prácticamente destruida en su totalidad.
Otra amenaza
Poco después de las 2 de ayer (las 9 de Argentina), el trabajo debió ser interrumpido durante una hora ante la amenaza de un tanque de ácido nítrico que parecía a punto de ceder. Las tareas fueron reanudadas luego de que se descartara el peligro de una segunda explosión.
Entre tanto, continúan las investigaciones acerca de las causas de la explosión. Tras los primeros análisis, los expertos no han logrado aclarar aún cómo pudo producirse la detonación en el recinto donde se guardaba el nitrato.
Aunque en un primer momento se especuló con la idea de un atentado, las autoridades consideran más probable que se tratara de un accidente. El manejo irresponsable de sustancias peligrosas o un cortocircuito en el depósito de nitrato son las principales hipótesis de trabajo. (DPA)