Antes de contestar alguna pregunta aclaran que son descendientes de árabes pero no islámicos, religión puesta en el ojo de la tormenta luego del ataque terrorista a los Estados Unidos. Por eso no tienen miedo y por eso su ritmo de vida no cambió después del 11 de septiembre, el día del atentado a las Torres Gemelas. En el colegio San Jorge -de religión católica apostólica ortodoxa- la actividad es normal, sólo el día después del ataque se registró una merma en la asistencia de los alumnos. Y aunque afirmen que la seguridad no es necesaria, la policía de la provincia custodia de cerca la puerta de la escuela. Cuando el gobierno de Estados Unidos señaló a Osama Bin Laden y a los fundamentalistas islámicos como principales sospechosos del atentado terrorista, muchos rosarinos se acordaron de la escuela San Jorge (de Italia al 1100) porque forma parte de la comunidad árabe. Pero hasta los alumnos se encargan de diferenciarse de la religión islámica: "Nuestro colegio es árabe pero católico", coincidieron los estudiantes de octavo año del colegio. El director del centro educativo, padre Alejandro Saba, explicó que"nuestra fe es similar a la de la iglesia católica romana; la sede está en Damasco -capital de Siria- y la procedencia de nuestros fieles es árabe". En esta comunidad hay distintas religiones, pero la mayoría son islámicos. Por eso la gente los relaciona con los supuestos responsables del ataque, quienes pertenecen al Islam.Los alumnos siguen asistiendo a la escuela, pero el temor está presente. "Mi hija no mandó a los chicos al otro día del suceso, pero después sí", dijo Nora, con nietos en primero, segundo y sexto año del EGB. Mirta, con hijos que cursan primero y segundo año de la EGB, también hizo que fueran porque "no los podemos dejar sin clases, aunque no se sabe qué puede pasar de acá en adelante". Sin embargo, aseguró que en caso de iniciarse una guerra es capaz de que su hijo pierda el ciclo lectivo. Para el Ministerio de Gobierno de la provincia, San Jorge no es cualquier colegio ya que decidió poner una custodia permanente en el ingreso, como lo hizo también en otros centros islámicos y judíos. El padre Saba negó que haya habido amenazas en la escuela. "Nunca recibimos ni siquiera una actitud negativa de los vecinos. Por lo menos hasta ahora no experimentaron ningún temor, y eso que en este barrio también funcionan el club sirio, el libanés y el centro islámico", señaló.
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