| | cartas Equinos inocentes
| La tracción a sangre es un problema que se agrava día a día en Rosario. El sábado 15 de septiembre pasado, un vehículo de estas características circulaba por calle Sarmiento, en su intersección con Pellegrini, siendo las 9.45. El equino que lo arrastraba marchaba a paso regular para una arteria céntrica. Sin motivo alguno, una andanada de latigazos se descargaba sobre el lomo y el pescuezo del animal. Al increparlo por su actitud, la mujer que conducía el carro junto a su pequeño hijo comenzó a insultarme hasta estar a una distancia de media cuadra, llegando incluso a abandonar a su arbitrio al caballo, permaneciendo de espaldas al rumbo hacia el que se dirigía el vehículo. El hecho me permitió revivir, vivencias similares padecidas en distintas zonas de esta urbe, otrora segunda del país. Una vez más, me sentí una ciudadana de última categoría, llena de impotencia y rabia ante un hecho que me indignaba como ser humano. La repetición de sucesos similares puede producirse gracias a la total indiferencia de nuestros concejales que hacen oídos sordos a los reclamos de muchos rosarinos que nos oponemos a la "tortura" aun cuando sea aplicada a "animales". Sara Andrasnik
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