| | cartas Para comprender hay que vivirlo
| Cuando se produjeron los atentados terroristas en la Amia y la Embajada de Israel, en Buenos Aires, "opiniones autorizadas" expresaron que se había elegido a nuestro país por su falta de seguridad. Por lo tanto nos quedamos con esa explicación, pero no muy convencidos. Ahora, el fatídico 11 de septiembre el terrorismo golpeó ferozmente en EEUU, que se creía el país más seguro, ocasionando daños catastróficos y miles de víctimas inocentes. Irónicamente, la muerte se adueñó del centro económico-financiero más poderoso del mundo. Precisamente allí, donde entre otras decisiones se determinan las tasas de interés de las deudas de países subdesarrollados, provocando así indirectamente la desaparición por hambre y enfermedad de muchos seres humanos. La tragedia de estos días, que ha consternado a todo el mundo, debiera hacer meditar a los yanquis que las lágrimas que derraman hoy sus víctimas son similares a las que generó el hundimiento de nuestro buque General Belgrano, al cual contribuyeron eficazmente. Para comprender la desgracia ajena en toda su profundidad, hay que sufrirla alguna vez en carne propia. Cayetano Teodoro Bello
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