Independiente ganó bien. Al menos, en un partido donde las diferencias fueron ínfimas y el trámite emocionante, el equipo de Trossero había sacado una leve ventaja. Pero Angel Sánchez pitó el final justo antes de que la pelota cayera en los pies de Sava y la mandara adentro, y entonces se desató una polémica que no debió ser. Ganó el rojo 3 a 2, eso es en definitiva lo que cuenta. El córner de Messera a los 93 minutos cayó en el área y pasó de largo hacia la izquierda. Sin que el balón haya salido del área, Litch volvió a mandar la pelota al medio y simultáneamente Sánchez marcó el final, antes de que Sava la enviara al fondo. Desde el punto de vista reglamentario nadie le podrá discutir al juez, pero... El gol de Guiñazú fue el premio a la búsqueda roja (si bien Gimnasia también salió a jugar con intenciones ofensivas), luego de que Hernando le tapara el gol a Forlán, pero no puede decirse que el golazo de Sava (media tijera tras centro pasado de Enría) del final del primer tiempo estuviera lejos de la realidad del partido. Sin embargo, esa leve superioridad roja pareció rendirle frutos en los primeros minutos del complemento, luego de que Forlán definiera bárbaro ante la salida de Hernando y de que Vuoso hiciera lo propio dos minutos después. Pero apareció de vuelta Sava para complicar al local, al definir perfecto de cabeza y otra vez teñir de emoción Avellaneda. La expulsión de Pernía pareció inclinar la cancha aún más para el Lobo pero el rojo de contra casi lo mata. Hasta que llegó la polémica final, que sólo le agregó color a un triunfo sufrido pero legítimo de un Independiente, que volvió a ganar luego de cinco meses y todavía sueña con prenderse en la lucha por el campeonato donde su archienemigo Racing por ahora manda.
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