Año CXXXIV
 Nº 49.244
Rosario,
miércoles  19 de
septiembre de 2001
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Dos científicas dicen haber descubierto la causa de los olvidos de palabras

Quién no ha pasado por la incómoda e irritante experiencia de estar hablando de corrido hasta que de pronto hay una palabra, sólo una, que es imposible de recordar, aunque parece estar a flor de labios? "Es que la tengo en la punta de la lengua", es la triste explicación que damos a quien nos está escuchando.
Estas interrupciones involuntarias en el lenguaje han sido estudiadas por décadas. Hasta ahora, la principal explicación de su ocurrencia radicaba en la llamada teoría del bloqueo, que sugiere que las palabras de similar significado o pronunciación obstaculizan el camino del vocablo que buscamos pronunciar.
Sin embargo, un reciente estudio publicado en el Journal of Experimental Psychology de la Academia Americana de Psicología muestra evidencias que contradicen esta hipótesis.
Las investigadoras Lori James -de la Escuela de Psicología de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA)- y Deborah Burke -del Pomon College- sugieren que más que la teoría del bloqueo, lo que sucede en estos casos es una débil conexión entre los sonidos de las palabras que se representan en la memoria.
Según las especialistas, la recuperación del lenguaje depende del recuerdo del significado y sonido de una palabra. Burke previamente había desarrollado el Modelo de Déficit de Transmisión, que postula que la producción del lenguaje depende de la fuerza de la conexión que exista en una "red mental" que incluye niveles conceptuales y fonológicos.
"Nuestro estudio es importante en varios sentidos. Dice algo acerca de por qué algunas veces es imposible reproducir una palabra que conocemos. Explica por qué es importante mantener el lenguaje en uso cuando envejecemos, porque es la única manera de resolver los olvidos. Además, brinda importante evidencia en contra de la popular idea de que las palabras fonéticamente similares bloquean la recuperación de ciertos vocablos.

Preguntas que ayudan a recordar
Para probar la idea de que el recuerdo de un sonido es tan importante como el significado de la palabra para poder decirla, James y Burke hicieron 114 preguntas a 108 sujetos. Las interrogantes eran de conocimiento general, diseñadas especialmente para evocar palabras claves que se sabe provocan mayor índice de olvidos, como nombres propios y otras que rara vez se usan.
Por ejemplo, se les preguntó qué palabra significa formalmente renunciar al trono (abdicar). En algunas pruebas, las preguntas eran precedidas de una serie de 10 palabras que debían pronunciarse; de éstas, la mitad compartían al menos un rasgo fonético con la palabra clave. Por ejemplo, cuando la palabra en cuestión era "abdicar", una de las palabras previas era "abstracto".
De acuerdo con lo esperado, luego de pronunciar los vocablos de sonido parecido, los participantes dieron respuestas correctas y tuvieron menos experiencias de olvidos, comparados con las respuestas que dieron luego de pronunciar palabras de distinta fonética que el concepto clave.
"Mientras más edad tenga la persona, más probabilidad de que tenga olvidos. Estos casos son de común ocurrencia y todo el mundo los experimenta", explica James.
El estudio, además, da una importante pista de por qué luego de que una persona es incapaz de recordar una palabra específica, de repente ésta leviene a la mente. "Los resultados dicen algo interesante acerca del sentimiento que tenemos cuando intentamos recordar una palabra y de pronto esta parece salir sola de nuestros labios. Esta investigación sugiere que este fenómeno estaría relacionado con el contexto fonológico", agrega la psicóloga.
Las autoras indican que la habilidad de una persona para recordar palabras específicas mejora cuando hay un contexto de palabras de sonido parecido, tanto en personas jóvenes como adultas. Descubrieron que las experiencias de olvidos corresponden a una conexión débil entre distintas representaciones de la memoria.
"Las conexiones se debilitan cuando las palabras no se usan con regularidad o también con el paso de los años", dice James.
¿Cómo mantener en buen estado el proceso de memoria de las palabras? Simple, usándolas. "Claramente, tratar de pensar en la palabra no es la mejor manera. En general, el consejo es usar el lenguaje. Leer, conversar, hacer crucigramas, por ejemplo".
Mientras más usemos los sonidos de nuestro lenguaje, menos probable es que experimentemos un déficit de transmisión, lo que hace que ciertos sonidos no estén disponibles en nuestra memoria. Seguir ejercitando el uso de las palabras es la mejor manera de tenerlas en la mente, en especial cuando se envejece", concluye James.

Francisca De la Paz


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