En relación a los nuevos datos que revelan que unos 23 millones de trabajadores en el mundo están actualmente infectados por el VIH/Sida, el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), presentará una serie de recomendaciones prácticas destinadas a trabajadores, empleadores y gobiernos. En esa dirección, los empleadores deberán colaborar para impulsar la prevención, así como evitar la discriminación o estigmatización de los trabajadores.
Los nuevos datos de la OIT muestran que de los 23 millones de personas que se estima sufren la enfermedad, unos 17,5 millones se encuentran en 43 países africanos. Los datos correspondientes a otras regiones del mundo revelan que en Asia existen unas 3,5 millones, en América del Norte 700.000, en el Caribe 226.000, en América latina 416.000 y en Europa 543.000.
El documento de la OIT tiene por objeto promover la prevención en los países en los que la epidemia ya tiene una fuerte incidencia pero también está destinado a impedir que aumenten las tasas de infección en los países relativamente poco afectados. Además, proporciona orientación sobre cuestiones tales como las pruebas de detección, el diagnóstico y la confidencialidad, la no discriminación en el empleo y las cuestiones de género.
Información y educación
La OIT sostiene que deberían reconocerse los problemas de género y al respecto plantea relaciones más igualitarias y la potenciación de las mujeres para prevenir eficazmente la propagación de la infección.
Entre otras recomendaciones, el organismo sostiene que no se debería exigir la presentación de diagnósticos relativos al VIH a los solicitantes de un puesto de trabajo ni a quienes ejercen un empleo y la detección del VIH no debería efectuarse en el lugar de trabajo. Incluso fuera del lugar de trabajo, las pruebas confidenciales deberían ser efectuadas por personal especializado sobre una base voluntaria y con el pleno consentimiento y conocimiento del interesado.
Una infección por el VIH no constituye una causa justificada de despido y las personas con enfermedades derivadas de la infección deberían tener la posibilidad de trabajar mientras sean médicamente aptas para hacerlo.
Tampoco deberían ser objeto de discriminación ni los trabajadores ni las personas a su cargo en lo referente a la afiliación y al disfrute de las prestaciones de los regímenes obligatorios de seguridad social y de los planes de previsión profesionales.
La cabal aplicación de una política y un programa contra el VIH/Sida requiere el diálogo social entre empleadores, trabajadores y sus representantes y el gobierno, con la participación activa de los trabajadores infectados o afectados.
Las nuevas recomendaciones es el proyecto más amplio y completo que se ha elaborado hasta la fecha para una política en el lugar de trabajo.
Para más información, contactar a Zohreh Tabatabai, directora del Departamento de Comunicación de la OIT ([email protected]) o Thomas Netter ([email protected]), agregado de prensa de la OIT.