Año CXXXIV
 Nº 49.237
Rosario,
miércoles  12 de
septiembre de 2001
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Una encuesta lo pone en zona de riesgo para octubre
Alfonsín, entre el resurgimiento y la condena al ocaso definitivo
El ex presidente se encuentra en medio de los tironeos del gobierno y las presiones del partido radical

Isidoro Gilbert

Raúl Alfonsín conoció el sábado una encuesta secreta que lo mantiene todavía en zona de peligro para lograr su banca como senador nacional por la provincia de Buenos Aires. Tan reservada es la medición que ayer ni la conocía la segunda pretendiente a la banca, Diana Conti, del Frepaso, actual subsecretaria de Derechos Humanos y desde hace poco, un puente no conocido entre "don Raúl y el presidente", según una fuente insospechable.
La encuesta la preparó Catterberg & Asociados, muy confiable para los radicales. En síntesis Eduardo Duhalde tiene un 27 por ciento de intención de votos, Alfonsín solo 12, una luz de 15 puntos. Con 8 están Luis Farinello, Luis Patti y Jorge Barracchia, el radical de Trenque Lauquen que Elisa Carrió eligió para la presentación del ARI en la provincia de Buenos Aires.
Una aclaración, el alcalde de Trenque Lauquen baja al 4 por ciento su intención de voto si al consultado se le omite que es el hombre de la Carrió y duplica su performance cuando lo sabe.
La encuesta exhibe, además, un 16 por ciento de indecisos, 7 por ciento de votos en blanco y 10 por ciento para otros candidatos e impugnaciones.
Ayer Alfonsín y sus laderos habituales viajaban a Cañuelas con la radio encendida escuchando las novedades que llegaban desde Estados Unidos y comprendieron que debían levantar el ya módico mitin de la noche. Almorzaron en ese pueblo bonaerense con correligionarios y dieron una conferencia de prensa sin novedades en los objetivos delineados en el documento que el ex presidente redactó personalmente, a nombre del comité nacional radical.
Conti había hablado el viernes pasado con el presidente y como hay una relación fluida, allí quedó descartado que Alfonsín mantuviera un doble discurso. En todo caso, las opiniones más duras se las endilgaron a Federico Storani y Leopoldo Moreau.
Con el clima mejorado, Fernando de la Rúa decidió invitar al jefe partidario a ir juntos el sábado al homenaje a Ricardo Balbín en La Plata.
Más tarde, entre mordisco y mordisco a buenos fiambres y carnes en el almuerzo que compartieron en la quinta de Olivos, quedó en limpio que cada uno debe hacer lo suyo sin sacar los pies del plato, para intentar salir lo más airosos posible en las elecciones: no socavar al gobierno, ni desinflar al partido.
"Raúl está como el jamón del sandwich, en medio de los tironeos del partido y las presiones del gobierno", definió gastronómicamente la situación del ex mandatario alguien que comparte gran parte de estos días, que son claves para el futuro de la UCR.
Hombres menos comprometidos afectivamente, pero que lo conocen muy bien al ex presidente, indican que está haciendo crisis una manera de acumular en política, la que Alfonsín no solo aceptó sino que compartió: junto a su efectiva aptitud de estadista, decidió mirar al mundo con ojos del progreso social, pero no aceptando el discurso único. El caudillo radical es un socialdemócrata a la europea, pero tiene un partido que necesita de los punteros, y éstos, de cargos, sobre todo cuando se está en el poder o se lo comparte.
Esta dualidad hace que se fisure el frente interno, como lo revela la ida de Jorge Barracchia, el exitoso intendente de Trenque Lauquen, a las filas de Elisa Carrió. Atención: la mujer, aunque de prosapia radical porque su padre era amigo de Alfonsín, no vive con desgarros salir de la iglesia partidaria, como le ocurre al intendente pueblerino y a todos los que están hechos de esa madera política cuando la abandonan. Ya se sabe que para muchos el radicalismo es, sobre todo, un sentimiento, un modo de ser.
Lo que dice y escribe Alfonsín hay que ubicarlo en su contexto, o entre líneas. Hay dos cosas que no haría jamás: ser el responsable de la caída de un presidente radical o hundir en el olvido al partido, que es parte indivisible de su vida. No lo entienden los que le atribuyen ir por el sillón de Rivadavia por atajos. Lo obsesiona llegar al 2003, aunque sea con muletas.
Persuadido de que De la Rúa está equivocado, no quiere que siga caminando al lado de Domingo Cavallo, en parte por ideología, pero más por su convencimiento de que el ministro fracasará y la debacle determinará que deberán pasar varias generaciones para que la UCR pueda regresar al poder.
¿Se puede salvar al partido, su obra, y ver como el gobierno camina hacia el abismo? No parece.
Pero las encuestas, aparte de que le muestran que no le irá bien y hasta puede no llegar a la banca de senador, desnudan un alto grado de confusión en la gente, que no entiende un discurso entrecortado o contradictorio y otras cosas. Por caso, la relación actual de Alfonsín con Eduardo Duhalde, que dejó una provincia endeudada y es otro ejemplo de un modo de mantener aparatos con dineros de cuerpos colegiados o desde el poder.
¿Llega el ocaso para el hombre que produce pasiones dentro de la UCR y cada vez más indiferencia fuera del partido?



Alfonsín estaría 12 puntos por debajo de Duhalde.
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