Aplicando una novedosa técnica quirúrgica que consiste en extirpar parte del hígado enfermo reemplazándolo por un injerto cadavérico, una niña de tres años con una hepatitis fulminante recuperará su función hepática sin necesidad de recibir drogas inmunosupresoras. Es el primer caso en Argentina y Latinoamérica y, en Europa, sólo cuatro pacientes menores de 10 años recibieron un trasplante con estas características.
A diferencia del trasplante hepático convencional -en el que se extirpa todo el hígado enfermo y se lo reemplaza por un órgano cadavérico o de un donante vivo-, el trasplante hepático auxiliar requiere retirar una porción del órgano enfermo e injertar en ese lugar una parte del hígado obtenido del donante. Ese injerto "auxiliar" permite la recuperación de la función hepática dándole tiempo al hígado enfermo a recuperarse de la infección viral.
El resultado final es que el paciente continúa con su hígado original -que se regenera en algunas semanas-, sin la necesidad de recibir medicamentos antirrechazo.
Tamara llegó a la Fundación Favaloro con una hepatitis fulminante por virus A de mal pronóstico, en estado de coma hepático profundo y con asistencia respiratoria mecánica. La niña fue intervenida el 29 de agosto pasado, y a la fecha está despierta, sin necesidad de asistencia respiratoria y con una excelente función del injerto.
El equipo que evaluó y operó a la niña pertenece a la Unidad de Hepatología, Cirugía Hepatobiliar y Trasplante Hepático de la Fundación Favaloro, integrada por los doctores Gustavo Podestá, Federico Villamil y Oscar Andriani.
Hepatitis fulminante
La hepatitis fulminante es una forma grave que lleva a la destrucción de todo el hígado en horas o días. La causa más frecuente (60%) de hepatitis fulminante en niños de la Argentina es la hepatitis A, una enfermedad que puede prevenirse con una simple vacunación.
El hígado es el órgano del cuerpo humano con mayor capacidad de reparación. Los pacientes con hepatitis fulminante pueden regenerar un nuevo hígado y recuperar una función hepática normal. Sin embargo, como este proceso requiere varias semanas, la mayoría fallece por múltiples complicaciones secundarias antes de que pueda repararse el daño masivo inicial.
Dentro de las distintas causas de hepatitis fulminante, la hepatitis A es la de mejor pronóstico y mayor chance de recuperación sin trasplante aunque esto ocurre en sólo el 40% de los casos.
La niña, de 3 años, es originaria de la localidad de Salto y pertenece a una familia numerosa de bajos recursos, que requiere de ayuda comunitaria. Por residir en la provincia de Buenos Aires, su asistencia médica y el trasplante fueron financiados por Cucaiba.
La hepatitis fulminante no tiene un tratamiento médico específico. El manejo de estos pacientes se centra en la prevención y tratamiento de las complicaciones secundarias a la "ausencia de hígado" como el coma y las infecciones. Debido a la elevada mortalidad con el tratamiento médico convencional, la hepatitis fulminante es hoy casi sinónimo de trasplante.
La técnica de trasplante hepático auxiliar consiste en extirpar quirúrgicamente parte del órgano enfermo e injertar en el lugar del hígado removido una parte de hígado obtenido del donante. En el caso de Tamara se preservó el lóbulo derecho de su hígado y se injertó el lóbulo izquierdo de un donante cadavérico. El injerto "auxiliar" permite la recuperación del coma y de la función hepática dándole tiempo al hígado para reparar la injuria provocada por la infección viral. Entonces, el hígado original se recupera sin secuelas, lo que permitirá suspender todos los inmunosupresores en algunas semanas con la consiguiente atrofia del hígado injertado. El resultado final de esta técnica es que el paciente queda con su hígado original.
La hepatitis A es la indicación ideal para realizar un trasplante auxiliar ya que la capacidad de regenerar tejido hepático es mayor en esta entidad que en otras causas de hepatitis fulminante.