| | Opinión Reivindicación de la mujer en el Poder Judicial
| Carlos Duclós
Esta vez no fue sorpresa, ni hubo sobresaltos de último momento, porque aun cuando varios nombres brillantes barajaba el reutemismo para ser incorporados al más alto tribunal de justicia de la provincia de Santa Fe, esto es la Corte Suprema, la designación de la abogada rosarina María Angélica Gastaldi como ministra de ese órgano judicial era un hecho considerado y previsible en diversos sectores del ámbito judicial. El gobernador Carlos Alberto Reutemann pergeñó y ejecutó una acción prudente y atinada que podría compararse hasta con una distinguida galantería, aunque no -desde luego- hacia la figura de Gastaldi, una abogada de muchos años que ocupó diversos cargos en el ámbito docente y que jamás dejó de ser una estudiosa del derecho, como que un distinguido jurista argentino (al que los rosarinos afortunadamente tienen como conciudadano, el doctor Jorge W. Peyrano) la tuvo hace algún tiempo atrás como alumna en una carrera de posgrado. La distinción y galantería política del gobernador estuvo dirigida hacia un sector que históricamente permaneció cuasi marginado en el Poder Judicial y naturalmente de la Corte: la mujer. Desde este punto de vista, bien puede afirmarse que el primer mandatario de la provincia de Santa Fe quiso hacer justicia y la hizo. No puede menos que afirmarse que la presencia de una mujer en la Corte Suprema fortalece a un sector que tibiamente a partir de hace unos años comenzó a ver reivindicadas sus aspiraciones, pero que lejos está de ver cumplidos en toda su amplitud sus justos anhelos. No se puede sostener que con la designación de María Angélica Gastaldi la reivindicación femenina ha quedado consumada. Aunque es un paso importante, naturalmente, aún se está lejos de ello. Por ejemplo, en los juzgados de sentencia en lo penal no hay juezas, tampoco en la Cámara de Apelaciones de ese fuero. En el fuero Correccional, de diez tribunales apenas dos son ocupados por mujeres. En el fuero de Instrucción, de catorce juzgados sólo cinco son ocupados por mujeres. En el fuero Civil y Comercial no hay variantes sustanciales: de quince juzgados de primera instancia apenas cinco mujeres ocupan el cargo de magistradas. Como se advierte, en materia de reivindicación femenina hay mucho por hacer todavía en el Poder Judicial de la provincia. La decisión de Reutemann ha sido oportuna no sólo por el aspecto reivindicativo del que se hablaba, sino porque la presencia de una mujer en el máximo órgano jurisdiccional santafesino consolidará en la Justicia rosarina un refrescante cambio que toda la comunidad está aguardando.
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