Jorge Salum
Un tribunal oral condenó ayer a tres ladrones que en octubre de 1999 intentaron robar en una distribuidora de productos metalúrgicos. A uno de los acusados los sentenció a 3 años y 6 meses de prisión y otro a 3 años, pero al tercero le dio en total 11 años porque los jueces acumularon los 6 años y cuatro meses correspondientes a este hecho con una condena anterior de 4 años que cumplía en libertad condicional cuando cometió el atraco. Si bien el fiscal de Cámaras José María Peña los acusó de robo a mano armada, los jueces Humberto Giménez, Ramón Ríos y Juvencio Mestres entendieron que el robo no llegó a concretarse y los sentenciaron por el sólo hecho de intentarlo, un delito cuya pena es considerablemente inferior cuando se trata de un hecho consumado. Los condenados son Fabián Mauricio López, de 28 años, Cristian Gabriel Sosa, de 25, y Oscar Osvaldo Medina, de 24. López es quien, por el antecedente de la condena anterior, recibió la pena más alta. Además, fue el único de los tres que entró armado al escenario del atraco. Como llevaba una pistola Browning 9 milímetros, que incluso llegó a disparar y sólo por milagro no hirió a nadie, lo condenaron por la tenencia de un arma de guerra. López y Medina escucharon en silencio la sentencia mientras que Medina no estuvo en la audiencia final del juicio oral (ver aparte), que duró dos días. Si bien los jueces estuvieron de acuerdo con la calificación legal del delito, ninguno de los tres coincidió con el monto de las penas. Finalmente, estas se establecieron aplicando un promedio entre las sanciones fijadas por cada magistrado. López, Sosa y Medina intentaron robar la firma Herramat, que está en Camino de los Granaderos al 3100. Esto queda muy cerca de la cabecera de la autopista Rosario-Santa Fe, en la zona norte de la ciudad. El atraco fallido se produjo a las 9 de la mañana del 20 de octubre de 1999, cuando en el local estaban la propietaria del negocio y 9 trabajadores repartidos entre el depósito y la administración. Los asaltantes ingresaron con sus rostros cubiertos y uno de ellos golpeó a un trabajador. Pero mientras intentaban consumar el atraco llegó la policía. El Comando Radioeléctrico se había enterado de lo que ocurría gracias al aviso de un cliente, que llamó para preguntar por un pedido y así se enteró que se cometía un robo. En aquel momento se informó oficialmente sobre la existencia de un cuarto ladrón que ofició de campana y al que se atribuyó haber fugado con 3.300 pesos. Pero esto nunca se comprobó y, aún cuando así hubiera ocurrido, los otros tres sujetos no sólo no pudieron huir sino que además, al ser arrestado, no consumaron el robo.
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