Año CXXXIV
 Nº 49.232
Rosario,
viernes  07 de
septiembre de 2001
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Advierten sobre el alto nivel de radiación en vuelos de línea

Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata, junto a científicos canadienses, detectaron altos niveles de radiación en los vuelos comerciales de pasajeros, lo que explicaría los elevados índices de cáncer de piel en pilotos y azafatas.
El estudio, dado a conocer ayer, fue coordinado por Vicente Ciancio, director del posgrado de Medicina Aeronáutica y Espacial de la Facultad de Ciencias Médicas y secretario de la Asociación Argentina de Medicina Aeronáutica, junto a investigadores del Real Colegio Militar de Canadá.
El trabajo permitió detectar que varios aviones que partieron desde Buenos Aires a Aukland, Nueva Zelanda, tenían un nivel de radiación en vuelo entre cinco y ocho veces superior a las medidas recomendables.
"La importancia del trabajo radica en que permitió demostrar que tripulaciones y viajeros frecuentes (que son los que vuelan más de 70 horas mensuales) están expuestos a radiaciones, lo que permitirá elaborar un proyecto de ley que contemple normas de radioprotección para el profesional aeronavegante y el viajero asiduo", explicó Ciancio.
La investigación determinó que los niveles de radiación son superiores en los vuelos transpolares, que en los transecuatoriales, desde Buenos Aires a Nueva York.
Debido a un adelgazamiento del orden del 60 por ciento que en ambos polos presenta la atmósfera, en los vuelos transpolares se registraron niveles el doble más altos que en los transecuatoriales.
La Comisión Internacional de Radioprotección recomienda que la exposición a radiaciones no supere el miliciber anual, pero las mediciones hechas en el trabajo arrojan como resultado que los niveles de radiación exponen a pilotos, azafatas y viajeros frecuentes a promedios de entre 5 y 8 milicíberes en el mismo período.
En base a los resultados obtenidos, los científicos iniciarán un nuevo estudio destinado a medir los efectos de la sobreexposición a la radiación de los tejidos humanos, sobre todo los femeninos, que se cree son más vulnerables a la acción de las partículas.
Hasta ahora, sólo la Unión Europea legisló en la materia, disponiendo, entre otras medidas, que cada avión vuele con un dosímetro que lea los niveles de radiación y regule su altura y su ruta en función de la reducción de esos niveles.


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