"Soy un trabajador de la Justicia. Pasé dos tercios de mi vida acá adentro, en los Tribunales". El que habla es una persona "prudente, equilibrado y sobre todo muy honesto". Al menos así lo definen quienes conocen desde hace años a Mario Netri, el hombre que en un par de semanas será ministro de la Corte Suprema de Justicia de la provincia. El agradece y agrega: "Tenga la seguridad de que soy independiente". Dice que es "un honor" llegar tan alto, pero no le agrada que se diga que llega de la mano de Horacio Usandizaga. Y afirma que, en caso de que la Asamblea Legislativa apruebe su pliego, ocupará el cargo "sin compromisos" con nadie.
Si algo queda claro en todas las consultas acerca de este hombre de mirada directa y una sencillez que asombra es su bajo perfil, su resistencia a convertirse en un hombre público, el celo con el que protege vida privada. "No le gusta la exposición pública, y quién sabe cómo hará ahora en la Corte, donde estará más expuesto que nunca", confió ayer un amigo de Netri, camarista como él.
"Amo trabajar en la Justicia", dice sentado en su despacho, apenas decorado por unos cuantos expedientes. Es evidente que las entrevistas lo incomodan. Quizás por eso sus respuestas serán invariablemente lacónicas, incluso cuando explica su actitud frente al periodista: "No se preocupe, yo soy así, aunque quizás ahora me voy a tener que acostumbrar a estas cosas", se disculpa el futuro ministro.
Netri ascendió a camarista en 1993. Desde entonces el gobernador Carlos Reutemann suele citar su caso como un ejemplo de su criterio independiente de la política a la hora de elegir a los jueces de la provincia. "Lo designé a pesar de que es radical", repite el Lole cada vez que alguien le endilga una supuesta predilección por candidatos justicialistas para ocupar cargos en la Justicia.
Como Usandizaga, su verdadero mentor como ministro de la Corte, Netri es un hincha fanático de Rosario Central. Al Vasco lo conoció en el club Gimnasia y Esgrima, donde se juntaban los fines de semana. Con el tiempo las relaciones se estrecharon y más tarde el grupo se agrandó. Una vez por semana, los miércoles a la noche, se reunían para comer y hablar durante horas. Así nació el Club de los Miercolinos, donde entre achuras y vino tinto parieron la idea de que el Vasco debía ser el mandamás del segundo club de sus amores.
Netri se convirtió en secretario de Gimnasia, y ascendió a vice tras el alejamiento de Usandizaga de la presidencia. Cuando el Vasco fue candidato a intendente, Netri por primera vez en su vida mostró simpatías por algún partido: dicen que votó por la UCR, aunque en el fondo todos saben que lo hizo por su amigo, el hombre al que nunca más dejaría de serle fiel y que muchos años después negociaría con Reutemann su llegada a la Corte.
"Es cierto, ¿cómo voy a negar eso? Horacio es mi amigo", admite ante La Capital. Pero enseguida aclara: "Eso no quiere decir que llego a la Corte por recomendación suya. Quizás el gobernador me eligió porque conoce mis antecedentes como juez".
Las cávalas del Vasco
Sus amigos narran la siguiente anécdota: el día que ganó las elecciones, Usandizaga votó temprano y luego se encerró en la casa de Netri a esperar los resultados de los comicios. Allí se quedó hasta la medianoche de aquel 30 de octubre de 1983, cuando los argentinos consagraron a Raúl Alfonsín como presidente y los rosarinos al Vasco como intendente. Cabulero como es, Usandizaga nunca olvidó ese detalle. Desde entonces pasó cada elección en la casa de su viejo amigo, y ni siquiera los resultados adversos -en 1991 ganó en las urnas pero perdió con el Lole por la ley de lemas, que él mismo había apoyado- lo hicieron abandonar esa costumbre.
Su inminente nombramiento pareció no sorprender a nadie en los Tribunales de Rosario. A muchos les pareció un "premio lógico" para un tipo sencillo y trabajador, que -afirman- tiene los expedientes al día y jamás se atrasa.
"Esta será la mejor culminación de mi carrera", le dijo ayer a este diario.
-¿Llega con algún compromiso, se lo va a deber a alguien? \-Llego sin compromisos, sin presiones, con la más absoluta independencia.
-¿Lo entusiasma el nuevo cargo? \-Sí, claro que me entusiasma. Me gusta trabajar en la Justicia, y así será hasta el último día.