El de Alvaro Siza está inscripto entre los nombres básicos de la arquitectura contemporánea. Los diseños de este proyectista portugués, que no cesa de recibir lauros internacionales, se exhiben en distintas regiones de Europa, Africa y Asia. En Rosario se lo empezó a conocer a partir de una obra que le encomendó la Municipalidad: el Centro de Distrito Sur, en el marco del programa de descentralización, ya ejecutado casi en su totalidad, que abrirá sus puertas en diciembre próximo. La semana pasada Siza, de 68 años, vino a Rosario a supervisar la obra que se levanta en Uriburu entre Buenos Aires y Juan Manuel de Rosas. El proyecto realizado en Rosario condensa, en su síntesis formal e iluminación, las variantes sobrias que caracterizan a su arquitectura. Al visitar el sitio donde se levantaría el distrito que le pidió el gobierno municipal, Siza se impresionó por la vastedad del terreno. Observó que en la zona los espacios son continuos, las casas bajas dotadas de patios o jardines. Y tuvo la intención, según explicó, de montar su edificio respetando ese carácter. "Siendo mi preocupación destacar el edificio público, no quería poner en cuestión la continuidad con el barrio. Eso explica por qué tiene un piso solo. Hay una gran horizontalidad en el barrio, propio de las periferias, con muchos árboles. Este edificio está rodeado de árboles y quise darle un patio desde donde la gente, desde allí, leyera el verde del entorno exterior. Y eso se logra", contó. Efectivamente todo el diseño del edificio está acomodado a una sola planta, con una construcción que compone entre diferentes volúmenes blancos. Cuatro tiras de distintas dimensiones enmarcan el claustro principal abierto en uno de sus vértices lo que deja ver el prolongado patio central. Las tiras blancas así dispuestas, con extensos aleros, quedan bañadas con una generosa iluminación natural. ¿Qué le preocupa a Siza cuando encara una obra, como esta, destinada a la circulación de mucha gente? "La primera cosa importante para mí es que uno llegue al edificio y sienta dónde está la puerta, el acceso, sin la necesidad de colocar un pórtico para ello. Lo segundo es que la persona entre al edificio y sin hacer el mínimo esfuerzo sepa a dónde dirigirse. La tercera cuestión, ligada a la anterior, es que esa persona pueda leer lo que sugiere el edificio y por tanto desplazarse sin ninguna dificultad. Evitar la profusión de letras y letras que terminan por provocar confusión. Eludir esa cuestión que hace de un edificio público una cosa ilegible y por tanto no confortable". El Centro de Distrito Sur es, en la zona, una obra que se recorta por su singularidad. A Siza le preguntaron qué influencia le pronosticaba en relación con su entorno. "Entiendo que la obra contribuye a una elevación de nivel de la zona que desencadena sentimientos y acciones. No soy tan voluntarista como para pensar que la potencia de un edificio va a desencadenar una transformación súbita de las condiciones de ese ámbito. Quiero participar, desde el proyecto, para el desarrollo de ese sector, pero no pensando en una transformación radical de la zona".
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