Nunca había sucedido en Venecia que el fan de un filme se subiese a un techo para gritar a los cuatro vientos la fórmula con la que se anuncia en San Pedro la elección de un nuevo papa, "habemus film", para indicar la llegada del candidato seguro, un brasileño, al León de Oro. Ocurrió al término de la proyección anticipada para la prensa del filme brasileño "Abril despedaçado" de Walter Salles, una obra de rara y épica belleza a la altura de "El último emperador". Con esta obra, el cineasta de "Estación Central" vuelve al largometraje de ficción a tres años de esa mágica película que le valió el Oso de Oro en Berlín. Los fragorosos aplausos (y uno que otro también fragoroso silbido) colocan al filme de Salles entre los favoritos del León de Oro Venecia 58 que el jurado dirigido por Nanni Moretti debe asignar el próximo sábado. Como "El último emperador", también "Abril despedaçado" es un filme en la que cada plano está estudiado para sorprender al espectador con la belleza y la grandiosidad del encuadre. Igual que en Bertolucci, lo que cuenta (en este caso una eterna venganza entre dos familias) es menos importante de cómo lo cuenta. Durante la velada se proyectaron "La fiebre de un loco", del chileno Andrés Wood, y "L'amore imperfecto", del italiano Giovanni Davide Maderna. El programa se completó con "Inteligencia artificial", de Steven Spielberg, película que se proyectó precedida por un corto cuatro minutos en los que el director se disculpa por no estar en Venecia con el filme y exalta la memoria del difunto Stanley Kubrick, iniciador del proyecto.
| El realizador brasileño visitó la Mostra de Venecia. | | Ampliar Foto | | |
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