La utilización de las plantas medicinales tienen que ver con la posibilidad de recuperar un conocimiento adquirido durante miles de años por la humanidad. Las plantas forman parte del patrimonio cultural de nuestro pueblo y a través de su uso podemos reafirmar nuestra identidad, además de ser eficaces en el tratamiento de muchas afecciones. Su acción, dada por el conjunto de sus componentes, es más integral que la de un medicamento alopático.
Estas nos permiten establecer nuevos vínculos con la naturaleza, mejorando esa relación y prestando más atención al cuidado y protección de toda forma de vida. Esto permite establecer vínculos más solidarios con otras personas.
Las plantas medicinales son la base a partir de la cual se desarrolló toda la farmacología moderna y hoy siguen siendo objeto de numerosas investigaciones para su aprovechamiento. Porque ya sean recolectadas o cultivadas por nosotros, son un recurso económico para el cuidado de la salud. En nuestro país muchas son reconocidas oficialmente por su valor y están incluidas en la Farmacopea Nacional Argentina editada por el Ministerio de Salud y Acción Social. Además Argentina, como parte de la Organización Mundial de la Salud, se propuso rescatarlas para la Atención Primaria de la Salud, dentro de la propuesta "Salud para todos en el año 2000".
Propiedades del ajo
El nombre científico del ajo es Allium sativum L (Liliaceae). Esta planta se usa como medicamento desde hace 5000 años, sobre todo, en enfermedades de las vías respiratorias y de los órganos digestivos. A los constructores de las pirámides egipcias se les daba ajo para fortalecerlos. También a los romanos durante sus largas marchas se les daba ajo para comer. Según Homero, Ulises lo comía para protegerse contra la posibilidad de ser convertido en cerdo por Circe. Durante la Primera Guerra Mundial el jugo de la planta salvó la vida a miles de soldados por su efecto antiséptico en el tratamiento de las heridas. Hoy es un ingrediente importante en la cocina.
El ajo es una planta lilácea originaria de Asia Central. Hoy es cultivada en todo el mundo. Para su cultivo -en los meses de marzo y abril- es necesario colocar el bulbo (diente de ajo) en tierra pesada y bien abonada (usar preferentemente abono ecológico) a 4 cm de profundidad y suficiente humedad. Para preparar abono ecológico se guarda la basura orgánica con tierra (compost). El lugar puede ser soleado o semisombra.
El principal compuesto activo es un aceite esencial conformado por distintas sustancias químicas azufradas. El compuesto que se encuentra en mayor proporción es un aminoácido que por oxidación enzimática da origen a la alicina y luego a un disulfuro de alilo, considerado como su principio activo. También se encuentran presente diversos fermentos, vitaminas (A, del grupo B, C y E). En 1984 se describieron dos principios activos con propiedades antimicrobianas: alistatina I y II. También posee selenio.
Efectos curativos
El ajo es estimado por su poder curativo. Antes del desarrollo de los antibióticos se lo utilizaba en el tratamiento de todo tipo de infecciones, desde tuberculosis a tifoidea. Su acción se le atribuye a la presencia de alicina y alistatina I y II.
Entre otros efectos curativos, posee propiedades para:
u Infecciones bronquiales: expectorante, bueno para resfríos, gripe e infecciones de oído.
u Cardiovasculares: acción fibrinolítica y antiagregante plaquetaria (anticoagulante sanguíneo).
u Disminuye el colesterol sanguíneo y protege de la arterioesclerosis.
u Acción cardioprotectora: puede reducir la incidencia de taquicardia ventricular y la fibrilación ventricular.
u Acción hipotensora constante y uniforme, no produce descensos bruscos de la presión arterial. Esta acción esta reforzada por sus propiedades diuréticas, vasodilatadora periférica y cerebral, antiagregante plaquetario e hipocolesterolémica.
u Hipoglicemiante: acción antidiabética demostrada en animales de experimentación.
u Acción hepatoprotectora: por los componentes S-alil cisteina y S-alil mercaptocisteina.
u Responde bien en infecciones digestivas.
u Antiparasitario intestinal.
u Antiespasmódico
u Analgésico (en odontología).
El diente de ajo fresco y picado es de uso frecuente en la cocina, ayuda a reducir los niveles de colesterol y estimula el sistema inmunológico.
En tanto el jarabe de ajo se utiliza para la tos y las perlas de aceite para aumentar la resistencia a las infecciones. En cápsulas y tabletas es usado para alta tensión y bronquitis.
La utilización del ajo por vía oral no produce efectos tóxicos generales, sin embargo se han reportado casos en los que se produce irritación severa de la mucosa esofágica y del estómago, sobre todo cuando se usa en dosis elevada y en personas con antecedentes de acidez gástrica. Puede producir irritación de las vías urinarias. Antes de dar ajo como medicina a menores de 12 años, conviene consultar con el médico.
Griselda Franchini
Farmacéutica