No tiene nombre (o sí, se llama simplemente "Revista de la Asociación Mutual Judicial") ni destaca por tener tapas brillantes ni contener títulos rutilantes. De hecho la portada es siempre igual y lo único que cambia es la presentación, deliberadamente austera, de los temas que contienen las páginas interiores. Está hecha con dosis convenientemente combinadas de esfuerzo y entusiasmo, aunque es probable que en ciertos momentos algún ingrediente predomine por sobre el otro. No tiene grandes objetivos ni aspira a llegar a las mayorías sino todo lo contrario: pretende, apenas, defender algunas de "las alicaídas ideas del mutualismo y la cooperación" (Fabián Bazán, director, editorial del Nº 1) y apunta directamente a los empleados del Poder Judicial de Rosario.
De eso se trata: la Asociación Mutual de Rosario decidió que todavía hay utopías posibles y editar una revista propia, hecha por los empleados judiciales y para ellos, es una de ellas. Como sucede siempre, alguien lo pensó, lo comentó, contagió la idea y así se armó un grupo dispuesto a trabajar, a sumarle a sus tareas diarias una más, la de pensar, escribir, armar y publicar una revista. Un lindo proyecto que hoy es una realidad y que ya va por el Nº 4.
"El camino es la meta, y eso es lo que hoy nos vuelve a mover para intentar que las ideas que siempre creímos indiscutibles no mueran en el arcón de los recuerdos", escribió Bazán en aquella misma editorial del primer número, citando a algún autor que no logra recordar. A juzgar por los resultados, Bazán y el director comercial del proyecto, Ricardo Bottura, que también es periodista y uno de esos tipos que destilan pasión por lo que hace, siguen en movimiento. Y por su cabeza ni siquiera pasa la idea de detenerse.
En los números editados hasta ahora hubo de todo, desde una historia en entregas (¿no eran así, acaso, los viejos folletines?) de la Mutual hasta un reportaje al periodista-abogado Luis Novaresio, desde la carta abierta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh en 1977, al cumplirse un año de la instalación del proceso genocida, hasta un reportaje imaginario con el río Paraná ("Soy un viajero incansable", dice el río marrón), sin olvidar un homenaje al músico Lalo de los Santos con la publicación íntegra de la letra de "Tema de Rosario", y un delicioso cuento del abogado y escritor Marcelo Scalona, un fragmento de su novela inédita "El portador" que aparece en el último número de la revista.
No faltan, claro, los servicios para los asociados. Ahí, en esas páginas que se distinguen por su color o por la calidad del papel, está todo lo que los asociados necesitan saber. Porque esa es, en definitiva, la verdadera razón de ser de la revista. Las demás son islas, pequeñas lecturas, guiños, caricias para el espíritu que los mentores de esta publicación decidieron regalarles a los empleados judiciales y a cualquier otro lector eventual.
Dicen que el Nº 5 sale en un mes porque la publicación intenta ser bimestral. Habrá que esperar. Al menos en este caso vale la pena.
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La Ciudad
