Cañada de Gómez. - Una estancia de principios del siglo pasado, enclavada en una zona que constituyó un importante centro de la actividad hípica a fines del 1800, se convertirá en el club del caballo Loma Linda. El proyecto, que se suma a la actual explotación del casco como sitio de eventos y turismo de estancia, se complementará en un futuro con el loteo de pequeñas chacras.
Carlos Lamas y María René Casas, propietarios del lugar, ultiman los detalles para culminar la segunda de una serie de etapas vinculadas al ofrecimiento de servicios en una de las estancias más antiguas del distrito. Boxes, corrales, picadero y la manga, además de los espacios verdes para vareo y marcha, ya están preparados para recibir a los primeros caballos.
Loma Linda se proyecta como un nuevo servicio y pretende brindar a los habitantes de la región -de hecho ya varios clubes han confinado con el envío de los primeros animales- el cuidado de costosísimos caballos y la posibilidad de realizar ejercicios y actividades hípicas.
"En realidad este proyecto nació sobre la base de haber detectado una necesidad y vimos que esta estancia es el lugar ideal no sólo por los espacios, sino además porque contará con una autopista a poco metros con un rápido acceso", explicó a La Capital, Carlos Lamas.
El club del caballo será, en rigor, el primero de una serie de planes que la familia Lamas proyecta en el futuro. Uno de ellos, aún en preparación, es el lanzamiento de un loteo de 100 hectáreas en las que pretende albergar a pequeñas chacras para interesados en retornar a la vida de campo.
A cuatro kilómetros
La Estancia Del Sel está ubicada a escasos cuatro kilómetros del casco urbano de Cañada de Gómez. En la actualidad es una casa destinada a la realización de eventos, donde los invitados pasan el día y a los que se les programa actividades como cabalgatas, domas y folclore, en definitiva una propuesta que resalta las virtudes de la vida rural.
Para los titulares de la estancia, la creación de Loma Linda en Cañada de Gómez significa el retorno de la actividad hípica, debido a que en este paraje se organizaron las primeras competencias para el caballo deportivo en la Argentina. El Racing Club de Cañada de Gómez, que así se llamó, concentraba jinetes y caballos de la región.
El polo también tuvo sus primeros eventos nacionales en la zona. Por ejemplo en 1891 en esta misma estancia se jugó el primer abierto argentino en forma simultánea con Hurlingham de Buenos Aires. En ese entonces comenzaban a levantarse las primeras haras en la región como Pura Sangre en Las Rosas, además de criadoras de caballos en Bustinza, El Trébol y Las Bandurrias.
En rigor, el club del caballo ofrecerá a jinetes, propietarios, y a quienes cultiven esta pasión un lugar para sus caballos con comodidades óptimas en todos los aspectos de la cuida. Las instalaciones permitirán el ejercicio de la equitación en picaderos, mangas y recorridos de paseo.
Datos aportados por los actuales propietarios de la estancia indican que el origen de la cabaña y la cría de caballos de raza percherona y criolla es de 1935. Con el transcurso de los años la empresa obtiene más de veinte grandes campeones en la exposición rural de Palermo.
La importación de padrillos de raza percherona desde Francia posibilitó el mejoramiento de la misma raza en el país. Para dar una idea de la importancia de la cabaña, en el año 1984, la empresa obtuvo el primer premio Mac Manus otorgado a la mejor cabaña de la República Argentina.
"Uno de las cuestiones para destacar -sostuvo Lamas- es que la zona cuenta con un servicio de emergencias médicas de primer nivel que posibilita la llegada de ambulancias equipadas en escasos minutos desde el centro de Cañada de Gómez".
Uno de los atractivos del sitio es, sin duda, el casco de la estancia, cuyo parque fue construido en el año 1941 por los paisajistas más renombrados de la época, Raúl Neira y Martín Ezcurra. El sitio se alquila en la actualidad para la realización de encuentros y para la práctica del turismo de estancia.
La construcción de la vivienda es de impecable estilo colonial y tiene alrededor de 540 metros cuadrados. Una vieja pero reciclada cocina a leña, mueble de estilo provenzal francés, adornos del siglo pasado y una mesa de mármol se conservan en el interior de la edificación, que cuenta con seis dormitorios con baño privado.