Año CXXXIV
 Nº 49.227
Rosario,
domingo  02 de
septiembre de 2001
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El artista estuvo en Rosario para el preestreno de "Cabeza de Tigre"
Damián De Santo: "Para ser estúpido tenés la vida"
El actor dijo que prefiere los personajes con características que excedan la corrección

Rodolfo Bella

Damián De Santo interpreta a Juan José Castelli en "Cabeza de Tigre", la ópera prima del director Claudio Etcheberry que recrea el fusilamiento de Santiago de Liniers. El actor señaló que nunca estuvo en sus planes participar de una película histórica y sumó con este trabajo un personaje con ribetes dramáticos singulares. Aunque reconoció que en algún momento tuvo temor de la imagen que transmitiría de uno de los artífices de la Revolución de Mayo, prefirió ceñirse al guión y dejar que el público decida: "No me gustan los personajes opacos" recordó el actor quien dijo que, desde su primer trabajo en televisión en "Zona de riesgo" hasta "22", aprendió a no "pensar tanto con el corazón".
-¿Qué lectura hace "Cabeza de Tigre" de la actualidad?
-No dista mucho de la realidad. En aquella época las estrategias políticas y sociales derramaban sangre hasta matarte; ahora te van matando de a poquito también con la política. Te van sacando el sueldo, te lo van achicando, te van sacando las expectativas de vida, los deseos de soñar y de esa manera también se mata. Creo que en ese momento tenían cierta lealtad que hoy por hoy no existe. Tenían algunas condiciones humanas mucho más elevadas que las que las que tenemos hoy por hoy. Es un paralelismo absoluto con la Argentina de hoy. Hoy no tienen ideales, no piensan en el pueblo, piensan en su propio negocios. Venden el país.
-¿La película da una visión imparcial con los personajes?
-Creo que acá se cuenta más la parte humana de la historia, de este hecho histórico en particular que es el fusilamiento de Liniers. De todas maneras, el director de los hechos es French y no habla muy bien de él. French es el instigador de esta decisión de matar a un personaje tan respetado por el pueblo y por los criollos, y que había hecho tantas cosas por ellos. Pero Liniers está en contra de una creencia que la revolución va a cambiar algo y hay que sacarlo de encima.
-¿Qué aportan las películas históricas?
-Esta es una película histórica, pero tiene un vuelo poético también. Habla bastante del marco de la historia, pero presenta algunas inquietudes para que algún día se empiece a cambiar la historia del cine en la historia. Tenemos muy acartonados los personajes históricos, siempre se sentía como la necesidad de hacer una reverencia y eran seres humanos. Esta película permite que te identifiqués con alguno, y la verdad que hoy no podemos confiar en ningún político.
-¿Qué crítica les harías a las películas de ese género?
-Vi "El santo de la espada", que es la clásica. Fue una época donde aparentemente fue algo revolucionario. Para mí, con la edad que tengo, 33 años, me parece antigua. Inclusive las actuaciones medio rígidas para mi gusto. No había una intención de aggiornarlo un poquito, pero creo que es un cambio en el cine como se está haciendo hoy por hoy. Mostraban al héroe limpio, pulcro, puro, núbil, con esa estética que aleja al espectador y no se mete dentro de la película.
-¿Qué diferencia encontrás con las recreaciones históricas que se hacen en otros países?
-Creo que los norteamericanos son bastante autocríticos, pero la dibujan tan bien que terminás divirtiéndote de la autocrítica. Están muy bien hechas, y tienen todas las posibilidades de hacer películas con todos los detalles de época porque tienen una industria de cine. De hecho a Claudio Etcheberry le costó unos cuantos años hacer esta película, diez que tuvo el guión y tres para estrenarla. En este caso, como no es comercial, de pendejos de barritas, de barrio, de boliches, era un desafío mucho más grande. Pero él es historiador, no puede hacer otra cosa que lo que sabe hacer o contar lo que le interesa contar. Inclusive está mostrando en la historia a estos seres humanos que dudan, se equivocan, tiene relaciones sexuales, putean.
-¿Sentiste alguna responsabilidad extra actoral por la imagen que proyectarías de un personaje histórico?
-Ese era mi miedo. Por eso decidí ajustarme absolutamente al guión y me concentré en hacer un ser humano, después que el que el público le sume el peso histórico. Si bien me metí en la historia personal de Castelli, lo que me importaba era contar la película desde un abogado que lo mandan a comandar una muerte sin ser militar, a darle un marco legal al fusilamiento de Liniers. El lo admira y se quieren muchísimo. Hubiese querido ser Liniers... Si me detenía a pensar en la responsabilidad me iba a paralizar en lugar de generar. Además un actor de mi generación... Un Alterio o un Solá está bien que haga un personaje así, pero yo nunca soñé hacer un personaje histórico. En fin, es un problema de Claudio (Etcheberry) si se equivocó (risas).
-Este es el segundo abogado. Tus personajes siempre tuvieron alguna connotación fuerte: el abogado homosexual de "Verdad/consecuencia", el cocainómano de "Vulnerables", un prócer y ahora, en "22", un psicólogo que además es policía, ¿nunca un ...
-¿Un estúpido? (risas)... No para eso está la vida, para ser estúpidos tenemos las 24 horas.
-No, algo más costumbrista
-No, no quiero personajes opacos. Me gusta un reventadito... me encanta. Un tipo no querido por la sociedad. Cuando hice el personaje de "Verdad/consecuencia" siempre está la explicación fácil: ¿quién no tiene un gay en la familia?, pero sigue siendo un gay. Muchas veces me paró gente en la calle, gente grande, y me dijo: "Me encantan esos dos mariconcitos". No voy a pretender que nosotros sociabilizamos la homosexualidad, pero entró una cámara a la vida y la casa de dos homosexuales. Por ahí creen que la homosexualidad es la promiscuidad, la perversión... y todos somos perversos o promiscuos en algún momento de nuestra vida. No tiene nada de malo... si el otro está de acuerdo ¿no? (risas). Todo por las buenas. Me encantaría ser un delincuente desconocido que es un empleado de banco y un asesino serial, me encantaría.
-¿Te encantaría interpretarlo o ser eso?
-No, bancario ya fui. Asesino todavía no (risas). No en la vida no, prefiero una vida tranquila, por eso hago catarsis con la profesión.
-¿Por qué te buscan para estos personajes?
-Porque soy barato (risas). Creo que Adrián (Suar) me conoce desde hace muchos años y apostó por mí. Ojo que si en la primera de cambio veía que me equivocaba no me iba a dar otros personajes. Aparte amo la profesión, puedo equivocarme, pero pongo lo mejor de mí y de hecho me equivoqué muchas veces.
-¿Por qué no te elige para una costumbrista?
-Porque me gusta componer personajes. Salté de tres años de "Verdad/consecuencia" a un personaje como el de "Vulnerables". Yo me felicito porque la verdad es que fue una elaboración interesante porque no tenía la misma forma. Aunque era el mismo equipo, el mismo director, el mismo iluminador, algunos actores éramos los mismos. Empecé desde el cambio físico hasta el cambio de actitud. Un tipo que nunca se ríe, detrás de los anteojos de sol, de día o de noche, muy mal carácter. Pero no se puede ser malo siempre, es un trabajo muy arduo ser malo todo el tiempo, y también bueno todo el tiempo.
-Lo primero te desgasta, lo segundo te mata
-Exactamente (risas)...Lo bueno es que no sabés cuándo.
-¿Por qué aclarás que te gusta componer los personajes? ¿No crees que todos los personajes se componen?
-No. Muchas veces se hace lo mismo, pero peinado o vestido distinto. Hay como un armado en los actores que a veces se repite incansablemente. Evidentemente es el negocio de ellos.
-¿Podés hacer una crítica de Adrián Suar como actor?
-Mirá, es un tipo con mucha experiencia en la actuación, se maneja muy bien con las cámaras y está creciendo muchísimo. En "Apariencias" mostró su mejor laburo como actor profesional, lo que pasa es que la gente le pide que haga lo que generalmente se ve, pero en ese trabajo fue un batacazo.
-Hablando de revoluciones, ¿Suar es revolucionario para la televisión?
-Creo que después de Goar Mestre (el primer titular de Canal 13) fue el que cambió el estilo de la televisión, marcó el respeto hacia el público, como mostrar un decorado que es una casa, no dos papeles pintados; sacó de escena a esos actores adustos. Desacartonó todo un poco y empezó a tomar en cuenta qué era lo que la gente quería ver.
-Parece el resultado de un estudio de mercado...
-Para nada. Los fenómenos de Suar no son una estupidez y no es el resultado de un estudio de una empresa que investiga qué quiere ver la gente. El hallazgo es que mezcla un músico, diez actores, un bailarín, un cantante y hace un producto nuevo. Además tiene un tipo de público para cada propuesta. Se le ocurren cosas y las manda. Y se arriesga porque si es verdad que gana, también cuando pierde, pierde mucho.
-¿Cómo es trabajar con el jefe?
-Es un compañero de laburo. La verdad es que baja los decibeles y se transforma en un compañero. No deja de ser el jefe, pero en las escenas si lo tengo que cagar a trompadas, lo hago, y si lo tengo que putear, lo puteo.
-¿Qué cambió en tu forma de encarar el trabajo desde "Zona de riesgo"?
-Aquel atolondrado niño que se tiraba a la pileta... Con el tiempo fui aprendiendo a pensar un poquito antes de hacer algo y dar un paso, pero eso te lo da la experiencia, uno está en la vida para aprender. Lamentablemente para mi corazón, me puse más inteligente. No quiere decir que sea inteligente, sino que estoy un poco más que antes.
-¿Por qué es lamentable?
-Hay un gran dicho de Dyango que dice "mi mente siempre tiene la razón, mi corazón por amor ya no razona". Hablando siempre de trabajo, quisiera ser más impetuoso pero la experiencia me dice que tengo que pensar un poco antes de actuar.



De Santo interpreta a Juan José Castelli en el filme.
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