"Un policía le disparó a quemarropa en la panza. Ahora mi hijo tiene los intestinos y el páncreas destrozado", contaron los padres de Raúl Daniel Pérez, de 20 años, que el viernes a la noche había salido a bailar con sus amigos del barrio. Los mismos jóvenes denunciaron que tuvieron que pedirle a los agentes de la comisaría 6ª, que lo hirieron, que llevaran al chico al Hospital de Emergencias. El joven se encontraba ayer internado en grave estado después de una complicada operación.
La versión que dio la Oficina de Prensa de la jefatura de policía de la Unidad Regional II indicó que los jóvenes comenzaron a tironear con los agentes, y que el arma, cargada con proyectiles de goma, se disparó accidentalmente.
Raúl y sus amigos estaban esperando el colectivo la madrugada de ayer después de salir de un boliche ubicado en cercanías de Mendoza y Avellaneda. Los chicos, de entre 15 y 20 años, contaron que otro muchacho que también había estado en el boliche se acercó al grupo y le pegó a uno de los miembros del grupo, con lo que se originó una pelea, a la cual restaron importancia. En ese momento se acercó al lugar un móvil de la comisaría 6ª.
Los amigos de Raúl contaron que los policías querían llevar detenido a uno de los chicos. "Lo agarraron de los pelos y querían subirlo al patrullero. Por eso Raúl se acercó a hablar, para que no lo llevaran", señalaron. "El policía le dijo que no se metiera, le puso una Itaka en la panza y disparó", indicaron.
Raúl quedó herido, tirado en el suelo. "Los chicos tuvieron que parar al patrullero y pedirle por favor que lo auxilien, explicarles que estaba vivo y no podían abandonarlo", contó indignada la madre de dos chicas, de 15 y 17 años, que formaban parte del grupo.
La mujer señaló que los jóvenes les pidieron a los agentes que se identificaran, pero los policías se negaron a hacerlo y se retiraron del Clemente Alvarez por una puerta trasera.
Perdigones en el estómago
Salvador Pérez, el padre de Raúl, no encontraba consuelo. "Mi hijo está con suero, sondas en la nariz y los esfínteres, con tubos por todos lados. No puedo verlo así", dijo el hombre al salir de la sala de guardia, donde estaba internado a la espera de que se desocupe una cama.
Los padres de Raúl Pérez señalaron que deberán esperar unas 72 horas para ver cómo evolucionan las lesiones, tras la operación que le efectuaron al ingresarlo al centro médico.
"El cirujano me dijo que tenía perdigones en todo el abdomen", explicó Mercedes, la madre del chico herido. Raúl tiene perforaciones en los intestinos grueso y delgado y el páncreas, según dijeron los médicos a sus padres.
Después de alertar a los familiares sobre lo ocurrido, el grupo de amigos, unos 15 y sus padres, fueron al Heca, donde se quedaron toda la mañana para seguir la evolución de Raúl.
"Es un chico buenísimo y trabajador. Quiso interceder para que no se lleven a su amigo a la comisaría", intentaba explicar una de las mujeres en el hall de ingreso del hospital.
Raúl trabajaba en un ferretería desde que terminó el colegio, según contó con pocas palabras su madre, totalmente shockeada por lo ocurrido. En tanto, los familiares de los otros chicos, vecinos del joven herido, se esforzaban en explicar que todos los chicos estudian o trabajan y nunca tuvieron problemas con la policía.
El grupo fue citado a declarar a la comisaría 6ª, pero prefirieron hacer su declaración directamente ante el juez a cargo de la investigación del episodio, Alfredo Ivaldi Artacho. Por eso se presentarán el lunes, acompañados de una abogada, en el juzgado de Instrucción de la 9ª nominación.