Año CXXXIV
 Nº 49.226
Rosario,
sábado  01 de
septiembre de 2001
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Opinión: El dilema de las confesiones gay

Silvio M. Valli

"Te acordás hermano qué tiempos aquellos, eran otros hombres, más hombres los nuestros...", cantaba mi Outsider Personal. ¿A qué se debe, Out, su nostalgioso canto?, inquirí. Don Valli, no se enteró de la pública declaración de su condición de gay, bisexual y etc. de los conocidos Fernando Peña (¡ufa!), Julio Bocca, Juan Castro, Gastón Trezeguet (¡ufa!), Roberto Piazza, Alejandro Urdapilleta y otros... ¡antes no ocurría! Es una vergüenza.
Dilecto Out, para su conocimiento, esos compadritos que cita el tango de Canaro, si Ud. no fuera un iletrado, es decir si hubiese leído a Juan José Sebreli ("Buenos Aires vida cotidiana y alienación") u Horacio Salas ("El tango") sabría que no eran tan tan machitos.
¡No me diga, Don Valli!, pero no le parece demasiado gritar a los cuatro vientos mediáticos, incluso en el altar confesional de Su "Yo no fui" Giménez, su homo, bi, trisexualidad. No, Out, lo que digo es ¿Qué importancia tiene ser cura, colchonero, rey de bastos, caradura, polizón o gay? ¿Qué mérito o desmérito tiene hacerlo? ¿Es una condecoración, una riesgosa actitud onda triple salto mortal sin red?
Sabe que sí, Don Valli, porque en esta Argentina (o lo que queda de ella), que cada vez parece atrasar más, resulta toda una novedad, hasta hace muy poco hubiese significado la muerte civil. Out... dinero y éxito ponen a los famosos fuera de todo anatema. Su pública confesión los protege. Pregúntele a su novia, Rossana Débora, que trabaja en el supermercado "El Galeote" como cajera qué le pasaría si confesara públicamente que es lesbiana.
En su libro "La sociedad gay, una invisible minoría", Juan Herrera, especialista en Etica Social, dice: "Los distintos se acostumbran al anonimato, al fingimiento, a la mentira y a la irresponsabilidad personal y social. Estas son las auténticas lacras sociales y morales a las que tiene que hacer frente el movimiento gay". Ud. habló de vergüenza, pero la vergüenza real es no poder gritar, como en "La jaula de las locas": "Soy lo que soy"... a los que no son ricos y exitosos.


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