Steven Swindells
Durban, Sudáfrica. - El conflicto del Medio Oriente surgió ayer en la inauguración de una conferencia de la ONU contra el racismo, cuando el líder palestino Yasser Arafat acusó a Israel de "limpieza étnica". El presidente sudafricano, Thabo Mbeki, anfitrión de las conversaciones, pintó un cuadro sombrío de un mundo dividido entre blancos ricos y negros pobres, mientras el jefe de la ONU, Kofi Annan, lanzó una inusual crítica contra Israel, diciendo que el Holocausto no justifica la represión a los palestinos. Arafat instó a la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas contra el Racismo a condenar a Israel en su declaración final del 7 de septiembre. "Esta brutalidad y arrogancia está movida por una mentalidad de superioridad que practica el racismo y la discriminación racial, que adopta la limpieza étnica", dijo Arafat en una reunión de panel de líderes de diversos países, en su mayoría africanos. La agudización de la violencia entre Israel y los palestinos ha costado más de 700 vidas en cerca de un año. EEUU y Canadá enviaron delegaciones de menor rango por lo que consideraron un lenguaje excesivo contra Israel en el proyecto de declaración, tras varias semanas de disputas entre los diplomáticos en Ginebra. El nivel del descontento de Washington se hizo evidente ayer cuando colocó a un funcionario de menor rango, el diplomático John Blaney, en su asiento en la sesión de apertura con instrucciones de no hablar. "Hay alguien en el asiento pero no necesariamente participando. No hablará. Estamos como observadores, creo que sería el término más apropiado", dijo un funcionario del Departamento de Estado. El jefe de la delegación estadounidense es el subsecretario de Estado Michael Southwick, quien fue enviado para buscar cambios en el lenguaje alusivo a Israel. El Departamento de Estado dijo que decidirá si, avanzada la conferencia, decide participar, y a qué nivel, dependiendo del resultado de las negociaciones. No hubo señales de que los Estados de la Unión Europea estuvieran dispuestos a seguir el liderazgo estadounidense en el tema de Israel. "Nuestra posición es que estamos aquí para negociar", dijo un diplomático europeo. En su discurso de apertura de la conferencia, el secretario general de las Naciones Unidas, Annan, dijo que Israel no podía usar "la suprema abominación" del Holocausto como excusa para nunca examinar su propia conducta. "No podemos esperar que los palestinos acepten esto (el Holocausto) como la razón por la que los agravios que se les han hecho -desplazamiento, ocupación, bloqueo y ahora asesinatos extrajudiciales- deben ser ignorados, sea cual fuera la etiqueta que uno use para describirlos", dijo. Lanzada la piedra, Annan invitó luego a todos los delegados a no "quedarse solo en un país o una región" sino sobre todo a apuntar a un acuerdo global. Unos 10.000 manifestantes marcharon ayer por el centro de Durban cantando consignas antiisraelíes y antiestadounidenses. Se originaron trifulcas cuando la policía les impidió entregar peticiones a la conferencia contra el racismo. El borrador de declaración no equipara al sionismo con el racismo, pero dice: "La ocupación extranjera fundada en asentamientos es una nueva clase de apartheid, un crimen contra la humanidad". Mbeki, quien asumió la presidencia en 1999 después de Nelson Mandela, dejó de lado las sutilezas diplomáticas ante 6.000 delegados de 153 países reunidos en el ex baluarte del poder blanco en Africa. "Era necesario que nos reuniéramos porque, juntos, reconocemos el hecho de que hay muchos en nuestro mundo que sufren una falta de dignidad y humillación porque no son blancos. "Sus culturas y tradiciones son despreciadas como salvajes y primitivas y se niegan sus identidades. No son blancos y se encuentran sumamente inmersos en la pobreza. De ellos se dice que son seres humanos pero negros, mientras que otros son descriptos como seres humanos y blancos", dijo Mbeki. En la sesión de apertura estuvieron el presidente de Cuba, Fidel Castro, y una decena de mandatarios africanos, pero virtualmente ningún representante político de alto rango de Europa, América del Norte o Asia. El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, fue la excepción notable.
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