José Petunchi
Newell's se hizo fuerte en Avellaneda y se ganó el respeto de todos. No sólo dejó en el camino a uno de los potenciales candidatos al título sino que además puso en evidencia que, al menos por ahora, está dispuesto a darle batalla a cualquiera y sacar chapa de animador. Ante Independiente su mayor virtud fue adaptarse a las circuntancias: fue inteligente para jugarle de igual a igual al rojo en el primer tiempo, y en el complemento se las ingenió para aguantar el aluvión local. Y de paso dejó en el olvido el mal trago que vivió el último domingo. Más de uno a esta altura debe estar pensando que de no haber sido por ese fatídico gol en contra de Dueña, hoy Ñuls estaría en la cima de la tabla. Pero eso, a esta altura, quedó transformado en una mera anécdota y lo más importante es que el equipo de Llop sacó pecho y pudo quedarse con un triunfo apretado que le sirve para seguir construyendo su presente y, especialmente, su futuro. El primer tiempo salió a pedir de Newell's, un equipo que como mayor virtud exhibió otra vez protagonismo fuera de casa. Una vez que Ponzio pudo ganarle el duelo a Franco en el medio y logró así interrumpir el circuito con Prieto y Forlán, Ñuls creció en el medio con la constancia de los volantes y la movilidad permanente de la Fiera, Pavlovich y Rosales. Así arrimó al arco de Rocha, aunque hasta ahí sin demasiada profundidad. Un remate de 30 metros de Nico que tapó Rocha fue el anuncio de lo que llegaría después, cuando Newell's desempolvó el pizarrón y copió con precisión casi matemática la jugada que terminó en gol ante Vélez: centro desde la izquierda de Rodríguez y cabezazo goleador de Crosa para delirio de sus hinchas. Antes y después, el partido que arrancó para vibrantre y terminó en cierta chatura tuvo llegadas esporádicas, pero sin demasiado sustento futbolístico, como un cabezazo de Forlán o el gol que increíblemente se perdió el colombiano Vázquez en el arranque, después de una gran pared de Rosales y Pavlovich. Pero en dos errores defensivos, Newell's estuvo a punto de tirar por la borda todo lo bueno que había construido. Primero cuando Domínguez la perdió y Palos le ganó el mano a mano a Forlán, y luego en un doble error de Dueña y Crosa, que se quedaron cortos dejándosela servida al mismo Forlán, para que estrellara su remate en el travesaño, la pelota picara en la línea y saliera. Con el 1 a 0, cada uno echó las cartas sobre la mesa. Independiente fue todo empuje y desesperación, con más fuerza que ideas, aunque con ese sólo argumento en ocasiones le alcanzó para poner en aprietos a la dubitativa defensa rojinegra, que se aferró con uñas y dientes a un triunfo que vale oro. Newell's se llevó de Avellaneda, aunque parezca tendencioso, lo que vino a buscar. Se propuso llevarse los tres puntos y supo trabajar el partido. Jugó cuando debió hacerlo y lo aguantó cuando las circunstancias así lo aconsejaban. Y así volvió a generarle al hincha una expectativa mucho mayor que la que despertó el debut en Banfield, por la envergadura del rival y porque demostró que aquel 5 a 0 no fue casualidad.
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