Charlotte, EEUU. - La decisión de Jesse Helms -coautor de una ley que reforzó el embargo contra Cuba- de no buscar un sexto período de seis años en el Senado de EEUU ha generado un intenso movimiento, al buscar tanto republicanos como demócratas la conquista de un escaño que podría alterar el equilibrio de poder en la Cámara alta.
Helms, el terco ultraconservador que atormentó a los liberales en el Congreso durante las tres últimas décadas, ha cumplido cinco mandatos en el Senado, esgrimió su edad como motivo determinante al tomar su decisión. Helms tiene 79 años. Fue elegido por primera vez en la Cámara alta en 1972. En los últimos años sufrió varias dolencias, entre ellas cáncer de próstata y se desplaza por el Congreso en un triciclo motorizado, además de caminar con la ayuda de un bastón ortopédico.
Los expertos dijeron que la única certeza es que los votantes de Carolina del Norte (de donde es oriundo), uno de los estados considerados más progresistas del sur de EEUU, elegirán en el 2002 a un político más de centro para remplazarlo. Helms dejará su actual escaño en enero de 2003. "Yo diría que habría que apostar en (la elección de) un demócrata moderado o un republicano conservador moderado", dijo el especialista en ciencias políticas de la universidad de Wake Forest, Jack Fleer. "Ciertamente no vamos a mandar a un demócrata liberal, eso es seguro".
El retiro de Helms marca el final de la prestigiosa carrera de un ex presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado quizá más detenidamente observado por los funcionarios del Departamento de Estado que por sus votantes. En el Senado, Helms se opuso tenazmente al comunismo, criticó los montos destinados a la ayuda exterior y utilizó la presidencia del comité de Exteriores del Senado, que ocupó desde 1995 para defender esas ideas.
La ira de los demócratas
Con un dejo de orgullo, Helms aceptó el apodo de "Senador No" por su oposición a la ayuda al extranjero, los programas gubernamentales antidiscriminación y los tratados de control de armamentos, así como también por su habilidad para bloquear en el Senado la ratificación de nombramientos presidenciales. En los meses iniciales del primer período del presidente Bill Clinton, Helms atrajo la ira de los demócratas tras criticarlo por haber evadido el servicio militar.
Actualmente, el Senado está dividido en dos mitades prácticamente iguales, y por lo tanto la filiación política de uno de sus nuevos miembros puede marcar la diferencia. De hecho, así ocurrió este año con Jim Jeffords, senador por Vermont, que fue elegido como republicano pero se transformó en independiente y colocó el control de la Cámara alta en manos de los demócratas, que hasta entonces estaban en minoría. En estos momentos, la relación de fuerzas en el Senado es de 50 demócratas, 49 republicanos y un independiente. Como consecuencia de ello, Helms tuvo que entregar la presidencia del comité de Exteriores al senador demócrata Joseph Biden, en junio.
En el frente interno, Helms se opuso tenazmente al aborto e impulsó la oración religiosa en las escuelas públicas. Aunque algunos colaboradores afirman que en los últimos años se "suavizó", el senador siempre se expresó como un hombre de supuestos "valores tradicionales", contrario a los movimientos de derechos civiles y de los grupos homosexuales.
Para América latina, su "legado" más importante es la legislación sobre el embargo contra Cuba. En base a la ley Helms-Burton, empresas y ciudadanos estadounidenses que hayan visto sus posesiones en Cuba expropiadas por la revolución castrista pueden presentar causas contra los actuales dueños de esos bienes. Esta cláusula sigue inactiva gracias al veto periódico, cada seis meses, de los presidentes estadounidenses. La norma es tan controvertida que incluso el presidente republicano George W. Bush renovó el veto.